jueves, 20 de diciembre de 2007

¡Felix fin de año!


Los fines de año tienen ese algo de los finales de las cosas, donde las últimas partículas se desprenden en ese ejercicio de mitosis: antes y después. Característica del pensamiento occidental esta de la linealidad del tiempo, la de la permanencia y la continuidad, mentes leydas y escrebeydas creo que me pueden respaldar en esta idea, se me viene ahorita un ensayo de Hans Magnus Enzensberger, quien explica que la particularidad más representativa de nuestra humana condición ante el tiempo es lo anacrónico, de alguna forma nuestra historia y su linealidad siempre ha sido un simulacro de una suerte de malabarismo espacio-temporal en el que siempre estamos preocupados por ubicarnos en el “presente”, si es que eso existe. Enzemberger explica, pues, la teoría de la transformación pastelera, un planteamiento matemático en el que el tiempo se explica desde una naturaleza aleatoria (sería predecible si se supiera en qué momento inició todo, pero eso es imposible, explica), “Siguiendo el modelo de la transformación pastelera, la masa se disuelve en una cantidad infinita de puntos errantes que se separan unos de otros para volver a encontrarse más tarde, sin que nadie sepa cuándo ni por medio de qué rodeos. De este modo tienen lugar inagotables contactos entre las más diversas capas cronológicas”, según el poeta alemán.

Todo esto por ese extraño feeling de diciembre, el ritual, mezcla de jolgorios, excesos, protectores hepáticos y melancolía, y cariño, mucho cariño. Diciembre, el mes de Orión y de la armadura de Sagitario (la de los Caballeros del Zodiaco -Saint Seya, si lo prefieren-), el mes de mi cumple del de mi mamá y el de la navidá y el año nuevo y de mucho pues, me resulta un período apretado marcado por finales simbólicos necesarios para replantear el cronograma, porque qué es el calendario sino la versión más socializada de una agenda de cotidianidad programada, igual, termina ya este 007, y deja lo que dejó, y al fin de la garganta algo recuerda que ya es lo último...

pero bueno, mi más cálido abrazo, terminar el año de a huevo pues, con un vaso lleno de cualquier cosa con alcohol, ¡salud!

lunes, 17 de diciembre de 2007

oldis bot goldis

no sé qué me dio por ponerme a revisar unos textos de hace algunos ratos, y pos postearé una selección de esos que, merecen circular hasta vuestros chelosos ojos, y que no necesariamente pienso publicar en un libro, así que llegan los primeros 2...


Del 83


Al amanecer se cree innecesario el sueño
¿En tiempos donde siempre estamos solos?
la muerte pinta mejor ahora que en los ochenta pero,
que hermoso es el último deseo,
ver nuestros rostros sonrientes colgando del árbol de los ahorcados
como un columpio olvidado por niños que se fueron lejos, lejos

¿qué importa ya?
Los efectos especiales son malos
pero la película vale la pena

la muerte es una fuga incontenible de luz en las ventanas
los umbrales de dolor son otros
los temores también

el problema está en los ojos
y en las manos
y en lo que no conocemos y apenas sospechamos
sabemos algunos trucos del juego
¡Qué obsceno es tener veintiún años!




A Otto René Castillo


"Los niños nacidos a finales de siglo serán alegres"
O.R.C.

Soy hijo del fin de siglo,
nacido en tu pueblo,
en tu cuadra,
a la vuelta de tu casa;
sin embargos, mi rostro no es de esperanza.
Todo lo contrario,
todo lo contrario.

octubre 2002


(*Anotación tres años después

Tampoco todo lo contrario)


viernes, 16 de noviembre de 2007

Yayay, días duros

Un poco por el trabajo de corrector frente al papel y otro montón por una condición que nos representa a demasiados, mi vida ha aprendido a conocer de cerca las marcas hechas con tinta roja (hay un discón de Calamaro que se llama así, es de tangos, recomendado). Cuando un signo se transforma y se pone en el más escarlata matiz, no por un rollo estético, sino porque bajó algún nivel de quién sabe qué y pasó a ser un signo en rojo, ahí pega el tirón la vida, se siente la patada.
No quiero ponerme dramático ni nada, es que este blog ya vi yo que en buena parte ha servido para reconocer algunos engranajes de la máquina, y la cercanía y amistad con muchos de ustedes ha motivado un alto porcentaje de estos post, pero bueno, sin ponerme demasiado exquisito, lo que quería decir es que cuando los números, el tono de la voz, la mirada, en el peor de los casos el día y, a huevos, las palabras, se ponen rojas, nunca falta la banda, la jauría, fijo, en los momentos más pisados siempre hay alguien que se mete al vergoloteo con uno y más de un buen pijazo recibe en el nombre del otro (oseasé yo), pero ahí vamos, gratitud infinita por los que han recibido en mi nombre y los que saben, los que de verdad lo saben y otro montón que no, ahí estará mi hocico servido para cuando podamos compartir un poco de esos rojos. Por lo pronto sin mayor protocolo la vida continúa con su descomunal gama de colores. Abrazo.

viernes, 2 de noviembre de 2007

Puro corazón

Cuando se trata del corazón se complica la cosa.

Uno busca y rebusca, en su momento, algo que explique ese largo listado de cosas que, como diría Pascal, le pasan al corazón pero la razón no entiende. Desde el tarot, pasando por el horóscopo y la cultura popular, más de una vez hubiéramos querido hacerle uno a su conquién un entierro, o lo hicimos, la foto deshaciéndose en una botella de miel; también uno le besa los ojos porque dicen que así se va a enamorar más, busca uno en el internet “compatibilidad de signos”, si yo soy sagitario y ella géminis...

Emociona pues, pior uno que, como diría Javier P “es que somos ultrasensitivos”, sí, paradójicamente el corazón se trata también de un blindaje, si lo deja uno en la piel se lo lleva la gran puta, simple.

Esa extraña sensación en la boca del estómago, la sonrisa estúpida que nos delata, el brillo en los ojos, puro feeling pues, es rico estar enamorado. También está la estirazón del dolor, que funciona muy similar, otra vez la boca del estómago, la tristeza, la neblina en los ojos. De todo sucede, y cuando uno se la pasa demasiado feliz luego le da miedito, se sabe que no solo no será por mucho tiempo sino que además hay que prepararse para lo que viene.

El corazón, vaya cosa complicada, vaya cosa tan vital.

Pero la vida es ese estira y encoge, es el delgado hilo que nos sostiene entre tanto voltaje, como un bombillo somos atravesados por esa marejada de electrones y nos hacemos luz, lo que se aguante hasta volverse inservible cristal bajo la tierra.

Esta es de no parar, de aprender, de entrenar también al pecho, porque cuando duele, duele macizo, pero cuando se goza se revienta, se estrella uno por el cielo. Y la cabeza también hace lo suyo bajo el embrujo, todo tipo de imágenes, todo tipo de sueños, todo tipo de inventos, desde la adolescente inspiración enamorada hasta el ataque irreprimible de celos, cuesta pues, más de una vez se muerde uno la lengua, se revienta los nudillos en la pared, o se abraza como si tuviera ternura de sí mismo, es la vida, y ahí sí se nos puede ir.

Un viaje de idas y vueltas, y sí, me declaro creyente en todo esto, creyente y practicante, y veo un largo ejército de compañeros en esta fe, vale la pena, a los que andan, a los que no, los de la argolla en el dedo, los que la quisieran y los que de plano nel, “aquella me aterriza los pies en la tierra” me decía justo ayer un broder, a mí también, pensaba, pensaba también en mis viejos y sus 30 añitos de casados, y ahí van, compañeros, hommies de ellos mismos, esos dos viejitos son su clica, ellos ya saben la dinámica de las subidas y resbalones, nosotros, muchos de nosotros, seguimos en el training, por lo pronto venga la celebración amorosa, tanta vida que atraviesa, y yo tengo mi propia M dorada y “me encanta”, mi mejor beso para mi compañera en esta habitación llena de ventanas y ustedes dénselo a quien corresponda, al round pues.

viernes, 5 de octubre de 2007

Libros Mínimos

Luego de algunos días fuera de la jugada, volvemos al ruedo con importantes novedades: Libros Mínimos está en línea vivo y funcionando.
Confesando un poco la historia, hace tres años se me metió la idea de que iba a hacer una revista electrónica, quería hacer algo fresco, algo lúdico, Ratón se iba a llamar, imaginaba yo la interfaz de la página como una maquinita de videojuegos, con palanca botones y todo, imaginaba los textos de la banda en algún formato interesante, abrir las posibilidades al multimedia, a algunos hasta les pedí textos, Ratón fue un ejercicio mental, nunca salió pero fue el arrancón de otra cosa.
Por esa misma época trabajaba yo en Editorial Cultura, con Javier Payeras de compañerito de fórmula, deshaciendo el mundo los patojos, fijo; un día nos juntamos almorzar Ronald Flores, Javier y el invitadísimo especial, Estuardo Prado, me emocionaba estar compartiendo en esa mesa de personajes, particularmente singular el caso del que, si no fuera por esa ocasión, empezaría a pensar que es solo un mito, sí, el legendario editor de Editorial X y padre creador de Masterdrogo, uno de los amos de la noche, Prado. Entre chelas y espaguetis de almacarone, Ronald Flores le comentó a Prado que sería genial hacer un tomo con todos los libros de narrativa de la colección Antes del fin del mundo de la Editorial X. No recuerdo a donde llevó ese comentario, pero fue otro punto importante para lo que vendría.
Empezó a refinarse el concepto, mejor pongo una editorial, y ahí quedó la idea haciendo estragos, el año pasado mientras iba viendo por la ventana de un bus se me ocurrió, Libros mínimos, me gustó, pensaba en libros con un formato especial, con un diseño muy minimal y jugando con la estética de los libros viejos pero con puro contenido contemporáneo, ya iba por ahí la cosa, además me recordó una hermosa colección de libritos que publicaba Miguel Marsicovétere en la década de 1930 en Guatemala, se llamaba Colección mínima, sin querer ese nombre había quedado en mi coco y se me devolvía a puro subconciente desde un bus. Estamos pues, ya tiene nombre, ya tiene concepto, ya tenía yo 3 años de estar trabajando como editor en el área de literatura y alguito ibamos aprendiendo, mi tan cercana relación con Michelle Juárez representaba (y lo sigue siendo) una gran escuela de edición, me miraba yo con mi bata anaranjada y mi cabeza rapada cruzando mis piernas mientras escuchaba las lecciones de la gran maestra (gran editora la Michellita, mis respetos), combo número tres para lo que vendría, estaba convencido, lo mío es la edición pensé.
En el ínterin la idea de que la editorial fuera en línea me parecía genial, no solo super práctica y útil, sino que para fines simbólicos totalmente significante para nuestra contemporánea calle del día a día, apareció pues, pero igual faltaba todavía un incentivo final, mi EPS (ejercicio de práctica supervisada) de la universidad, qué hueva, soy la primer promoción de Estudiantes de Letras de la USAC que le toca hacer práctica, pero bien, excelente pretexto para hacer eso que había estado maquinando.
De ahí pues que Alexis Gómez, compañero de la universidad y gran broder mío se apuntó, el proyecto me resultaba una excelente posibilidad para que más mara se metiera a la jugada de la edición, y ahí está el Alexis dándole macizo a los Mínimos, y mejor todavía, luego de los 10 primeros libros (que practicamente ya están subidos), termina nuestro EPS pero los Mínimos apenas estarán comenzando, sí , va para largo.
La idea es crear un espacio alternativo para la difusión de autores centroamericanos contemporáneos y sus obras, además de generar una discusión crítica a partir del trabajo promoviendo un espacio abierto para el ejercicio de la crítica. Además Libros Mínimos pretende contribuir a la construcción de un mercado editorial que permita el desarrollo de la industria cultural en general y de la editorial en pashticulash. En fin, un ambicioso proyecto colectivo donde autores, editores, críticos y lectores encuentren un espacio práctico y profesional para entrarle a la literatura de por estos lares.
El espacio está abierto a ser intervenido, éntrenle pues, click y bienvenidos.

martes, 4 de septiembre de 2007

novedades (buenos pretextos)


Siempre hay algo interesante pues, hoy me pongo personalísimo y les cuento vaa why not, buenas noticias, este es mi segundo día de trabajo estable, se siente bien tener una entrada estable, ¡salud!, también me abrieron un espacio de opinión en Guate360 por ahora hablando un poco de las elecciones, bueno también salud por eso, una muy queridísima amiga está esperando un bebé, va a ser niño, ¡un Tomasín! Y un broder acaba de ganar un importante premio, que les quede la duda mientras se hace público, ¡otro brindix!, Rosa Chávez, Luis Alberto Méndez, Wingston González, Juan Pablo Darón y Luis Alejos tienen libros inéditos de poesía que están cada vez más cerca de empezar a rolar, se está poniendo alegre el dancing, si seguimos así terminaremos bien a moronga!!! salud!, el 11 de septiembre es el poesía versus en Xela, se pronostica un tremendo despepute, quienes puedan escaparse es a las 6pm en la casa de la cultura, música electrónica, poesía e imagen, buen combo, organizado pr Crea y Metáfora, ¡qué juntitas! Y finalmente les dejo una muestra de mi nuevo proyecto poético, un largo fragmento de un registro que sin querer todos estamos haciendo, llega pues parte de Épica:


"No jaibito, también hay trampa cuando uno se muere, cuando se te mira en tonos grises cayendo, cuando se te aparece un perro a lamerte el costado de la herida, y tiran el cuerpo del otro compadre en un basurero. También hay trampa en los que no se olvidan, en capturar la imagen de un cadáver rodando, cayendo del lomo de una burra hasta el suelo, los olvidados no están cabales, más allá del obsoleto conteo de las cruces a la par de cualquier nombre, más allá del ruido de las plazas y los pañuelos atados voluntariamente al cuello para recordar en technicolor el mismo áspero aullido de las mejores, de las normales, de las peores mentes de tu generación y de la que sigue, y las que como todas caerán de rodillas al final de un horizonte atemorizado por la redondez de tanta tierra, no jaibito, hay chanchuyo, premeditada alevosía de la misma mirada a blanco y negro de todos los que se cubren de polvo en construcciones derruidas y casas abandonadas. Las niñas hermosas siguen vaciando leche sobre sus muslos, y los jaibitas seguimos retorciendo las palabras para acercarnos a la piel madura del amor. No se vale hermanito tener que ver tu cuerpo cayendo en una pantalla a blanco y negro, ahora que casi logramos reproducir todos los colores en las salas de cine, claro, la oscuridad allá adentro sigue repartiéndose en la mirada asustada de nuestros ojitos asustados, igual nos sigue retorciendo el pecho ver desde una butaca como se cae, como se revienta el cuerpo en un camino descascarado, no jaibito, no se vale, eso es trampa.


Dicen que cuando la piel se enfría es porque en demasiada caricia retenida se quiere dejar de seguir muriendo, como si al cristalizar el cuerpo las hojas que cayeran en los hombros no cayeran en los hombros sino en el sol.


Es el rumor asustado de las piedras, y luego el cuero del tambor reventado en el pecho, como la onda expansiva del anciano meteorito gritando desde los huesos el más resentido pretexto para la vida, desterrados de ida y vuelta del más violento paraíso, vienen las piedras, y uno sabe, presiente que se va a poner buena la cosa, que el amor macho se destila en los nudillos como saliva que despereza su fuego animal y espontáneo, “volviste a levantar la que no era”. Es entonces abrazada por la muerte la hora del baile, de sembrar las flores en el jardín de los vergazos, con el irremediable fracaso de las palabras, cerrado el ojo, desgranado el diente, la obscena satisfacción de ver a la vida a los ojos y así, masticando en la boca los pedazos de uno mismo, pelarle los dientes, así, de frente.


Qué le pasó broder, usted no era así, ahora téngale peligro a la vida, la bala que lleva escrito su nombre ya empezó a circular por la ciudad.



(11:46:05 p.m.) Alexito Gomez: algo así..
(11:46:27 p.m.) Alexito Gomez: sin embargo...hay alguien..que algún día te presentaré..
(11:46:32 p.m.) Alexito Gomez: es la maga...
(11:46:38 p.m.) Alexito Gomez: la más grande...
(11:46:51 p.m.) Alexito Gomez: la que un día..me dijo..bien a verga...
(11:47:06 p.m.) Alexito Gomez: yo me cogí al miedo...por 3 quetzales..
(11:47:27 p.m.) Yu lai potter: ala verga
(11:47:40 p.m.)
Alexito Gomez: se llama Carolina..
(11:47:59 p.m.) Yu lai potter: ajá
(11:48:09 p.m.)
Alexito Gomez: y sinceramente creo que tiene una llave maestra.
(11:49:37 p.m.) Alexito Gomez: además me dijo....ya que te gustan los libros..mejor contame una buena historia así no me drogo hoy.."


martes, 28 de agosto de 2007

Síncopes de Alan Mills, del rizoma al chancletazo (citas citables)

Hoy se presenta el libro Síncopes del poeta Alan Mills como parte del festival País imaginario en Perú, la editorial Zignos lo publica en una colección que incluye el trabajo de poetas como Mauricio Medo (Perú) y Héctor Hernández Montecinos (chile) quienes además harán los comentarios del trabajo de Mills. El primer paso desde mi más cálida subjetividad es celebrarlo, conozco el trabajo poético del autor de Los nombres ocultos, Marca de Agua y Los poemas sensibles, publicado a partir de 2002, y me parece interesantísimo registro del desplazamiento estético, ético y político de un escritor, a la hora de trazar las líneas que lleven a uno u otro destino se topará uno con una extraña cartografía que apunta a distintos lugares en distintos momentos, “El mapa es abierto, es conectable en todas sus dimensiones, desmontable, reversible, susceptible de recibir constantemente modificaciones” (Rizoma, Deleuze & Guattari), natural fenómeno si nos hiperlinkeamos, me supongo, el rizoma local del autor que enmaraña el lenguaje y la historia de tal forma que puedan revelarse en el texto las profundas vetas de nuestra contemporánea realidad y del diálogo estético que esta representa, la poesía como un spyware dentro de la historia, el virus que se le atraviesa: el poeta interviene la Matrix y escoge tomarse la pastillita azul y luego la roja y luego de nuevo la azul, ahí va Mills persiguiendo al conejo de Alicia por algún lugar de la ciudad de Guatemala y ve, se mete a una puerta y aparece en Perú.

En el texto “Miguel Ángel Asturias y la poesía” Mills reflexiona sobre una muy particular condición de la poesía guatemalteca a partir de su tradición, al parecer sí existe esa tradición y un index de libros de poesía excluiría importantísimos textos que expliquen el diálogo de los textos en este espacio, comenta Mills sobre el aporte de textos “narrativos” a la tradición poética del país, léase Hombres de Maíz, El tiempo Principia en Xibalbá o El retorno del cangrejo parte IV; el debate de los géneros literarios complicaría la discusión, ¿qué hace que Mills haya incluido estos textos narrativos en la tradición poetica guatemalteca? A nivel intuitivo resulta imposible no comprenderlo “es que esto es poesía” dirá casi cualquier lector que lo agarre en sus manos, para pinchar la inflamación que esta tensión provoca me referiré al poeta chileno Hernández Montecinos

“Creo que la ficción es el nuevo género literario en la escritura, porque allí no hay género, cabe la novelística de Bolaño o Vila-Matas, el cruce ensayístico de Piglia, las poéticas del peruano Enrique Verástegui, (…) La poesía es un género realista porque en cada momento anuncia su desaparición, y esa es su ficción que la hace luminosa y nómade”

¡Choploc! Deja caer uno la cita asinomás, y se vale, la palabras del chileno refieren a un esquizo dislocamiento de la realidad y de los géneros literarios, pensar la literatura como ficción, ¡ah el mestizaje de los tiempos!, la historia escrita en la poesía, la poesía de la historia, la ficción-escritura,
pienso en la concepción del tiempo a partir de la científica “transformación pastelera”, un juego matemático explicado en una masa de pastel que se parte y se sobrepone fragmentada infinitamente hasta crear la imagen de un hojaldre, las milhojas del cafecito pues, al transformar la idea lineal del tiempo que manejamos modernamente en este cubo infinito y de desplazamientos aleatorios nos resulta algo familiar y tremendamente ligado a la indeterminación poesía-narrativa , realidad-ficción, etcétera,:

“Siguiendo el modelo de la transformación pastelera, la masa se disuelve en una cantidad infinita de puntos errantes que se separan unos de otros para volver a encontrarse más tarde, sin que nadie sepa cuándo ni por medio de qué rodeos. De este modo tienen lugar inagotables contactos entre las más diversas capas cronológicas”. (Enzensberger)

(y va de nuez la cita abrupta, pereza de este que escribe de “desarrollar” el tema), y, a todo esto, dónde aparece el libro de ficción de Alan Mills, a ver, que hable Julio Síncopes es el delirante testimonio de nuestra contemporánea historia, un tenso registro desde el lenguaje y la esquizofrenia, la poesía arrancada de un dark side demasiado evidente y por obvio clandestino:

“un separo judicial representa el umbral donde la poesía empieza a hacerse tangible, así empezó mi pasión por oscuridades animosas, así pude decirle adiós a ciertos recuerdos, porque todo está dicho, cierto, pero seguimos” (Síncopes, Mills)

la poesía se convierte en la representación adulterada del lenguaje y la realidad, trata de buscar un habla (Medo), a la vez que mastica un tremendo chicle conformado por la historia, el sentido del humor y los barriobajeros códigos del shumo

“cómo no voy a desear este desahogo si me enredo en la dislalia, quiero un habla, esta tensión es la única cosa que se suaviza en la medida del viaje” (Síncopes, Mills)

sí, el poeta saca el cobre, baja el canasto, marchita las flores de aquel jardín anhelado de los vergazos, el lenguaje es la pista de baile de este chinique, del purrum donde la mara para y controla, donde cinco policías violan a una mujer convirtiéndose en los padres colectivos del Carlos Julían, donde se goza y se muere, el recorrido hacia todos lados, las líneas de fuga que llevan transportan al lector a un amasijo de palabras que tararean la realidad con la boca llena,

“se quiere hacer una poesía que dé cuenta de nuestras múltiples fracturas frente al lenguaje y la realidad” Alan Mills.

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Hoy se presenta el libro de ficción Síncopes del poeta Alan Mills como parte del festival País imaginario en Perú, la editorial Zignos ..............................................................................................


fragmento de...

(síncope i

no, no quiero que ningún hermano mío se palme sin gozo, no, de los demás no respondo: el alivio suyo apenas y da paso a estos juicios: los peces azules jamás piden permiso para titilar bajo nuestras estepas dolorosas, hoy es día de muertos, por eso el tono, si pienso en placer pienso Ciudadluz, aún cuando ya no es lo que nunca fue, hoy se ha gastado esa costura briosa y su regocijo, hay quienes hablan desde los podios memorables o con la copa alzada por su lejanía de casa, pero para qué agonizar en aquel museo como la cría de un perro disecado, o trozos fosforeciendo un couturier o el vacío flagelante que fabrica gonzález, si con esfuerzo se mira a los artistas hundiéndose entre anteojos grotescos, o a las inmigrantes que más tarde retozarán por los camastros de la cité universitaire)

aquí se sufre pero se goza

miércoles, 22 de agosto de 2007

Aldeas mis ojos, más para la maquinita cultural

Aldeas mis ojos, vaya hermoso nombre para una antología de poesía, sí, una pequeñita, una que sale en estos diez años del Festival de Centro Histórico, como la t-shirt conmemorativa, como un excelente detalle para festejar los diez años de haber resemantizado el centro histórico, inevitable referente cultural tanto en la infraestructura (el edificio de correos como centro logístico de interesantísimos proyectos culturales, el parque central y su totémica condición de aullido, el palacio de la cultura cede del área de artes del ministerio de cultura, el pasaje aycinena y su paisaje antropoligical coperantis, etcétera ) como en el signo, sobretodo a este nivel, sí, por el centro de la ciudad deambula un joven buscando trabajo, se cuelga un Eduardo Torres sin su premio Nobel, que al rato y es el mismo ahorcado de los inzektos y las mozkas, o se observan muchas letras “m” escritas por las paredes *, qué sé yo, el centro-signo que funciona como una estación de buses, para la mayoría es un lugar de paso obligatorio, para otros fue su parada final, igual el centro tiene lo suyo, y esta antología preparada por Alan Mills es el resultado de muchas dinámicas que, sin temor a equivocarme, también han participado de la vida de esa periferia del kilómetro cero.

Aldeas mis ojos es una antología de poesía de diez poetas “después de la postguerra” como se lee en el subtítulo de la antología, en orden de aparición:
Elisa Ángel. El Tumbador, San Marcos, 1982.
Rosa Chávez. San Andrés Iztapa, Chimaltenango, 1980.
Pedro Chavajay. San Pedro La Laguna, Sololá, 1983.
Marvin García. Quetzaltenango, 1982.
Wingston González. Livingston, Izabal, 1986.
Astrid Lottmann. Ciudad de Guatemala, 1983.
Luis Méndez Salinas. Ciudad de Guatemala, 1986.
Julio Serrano. Quetzaltenango, 1983.

Eduardo Silva Alvarado. Ciudad de Guatemala, 1984.
Gabriel Woltke. Ciudad de Guatemala, 1988.

alegre la cosa, entusiasma el asunto, como antologado me emociona la idea de compartir ese espacio con toda la banda, porque sí, somos banda, los que aparecemos ahí somos, en distintos niveles, broderes, carnales, amigos o, por lo menos, y segurito, conocidos. Pero bueno, eso por el lado más personal y subjetivo de aparecer ahí, ya aparecerán las lecturas críticas de este documento (en serio mushashos, el aparato crítico es clave en todo esto, hagámosle entrada pues), mientras tanto solo me aproximo a celebrar esta antología y a señalar algunas líneas de fuga importantes.

Me parece un hecho importante que haya sido Mills quien tuviera la iniciativa de esta tarea, además de la amistad que nos une, he sido testigo cercano del trabajo del patojo Alan y sus cuatro libros de poesía —Los nombres ocultos (Magna Terra 2002), Marca de agua (Ed. Cultura 2004), Poemas sensibles (Praxis-México- 2005), y Síncopes (Perú-México 2007), son la más objetiva herramienta que tengo para reconocer la sobrada capacidad y conocimiento de la poesía contemporánea de Mills como para poder hacer este trabajo, y a los textos nos remitimos pues, a la apuesta al trabajo de la banda, de seguir engrasando la machacada micromachine cultural de la que todos somos parte.
Entonces no es una antología de 10 de después de la posguerra, dejémosla en 11, sí, para la foto de estadio.
Llama la atención el hecho de que 6 de los 11 no seamos A-1, eso significa, por poco, la mayoría. Así es, esta antología del X Festival del Centro Histórico de la ciudad de Guatemala es un 60% no-capitalina, pero va de nuevo, para llegar de Izabal a Xela hay que pasar por la siudá, y buen síntoma ese para hablar de la cultura en Guatemala, el desplazamiento del lenguaje, la interpolación de los signos, entonces se explica el título de la antología, tomado de un verso de Elisa Ángel:

“qué es la vida (new york/ beirut/ CIUDAD MI CUERPO)
sólo un golpe de pecho que resuena
en las olas enfurecidas
qué es la vida (san juan/ caracas/ ALDEAS MIS OJOS)”

Entonces ahí van los 11 de “después de la posguerra”, guácala, qué larga referencia, muy necesaria, sí, pero larga y fea (uy). El calificativo se vale y se defiende, los 11 que aparecemos tenemos en nuestra cédula tres números en común 198x, ochenteros los patojos, bueno casi todos. Igual, la mayoría nacimos en los años más pisados de la guerra (80-84), y, anécdota personal, mi primer contacto con un combatiente fue en 1999 con un guardia de seguridad en El Salvador que peleó igual con el FMLN y con el Atlacatl, pero bueno, pura anécdota que habla un poco sobre el porqué del después de la posguerra.

Por otro lado el calificativo dialoga con ejercicio parecido que se hiciera en 1999, llegan dos contrastes interesantes sobre la mesa, el último intento que se hizo por reunir el trabajo de los poetas contemporáneos fue en 1999, antología preparada por Anabela Acevedo y Aída Toledo, en el prólogo de aquella edición, firmado por ambas antologadoras se lee:

“Los escritores jóvenes antologados aquí representan en sus distintas manifestaciones a la poesía guatemalteca de la postguerra. Sus textos están concebidos dentro de la atmósfera violenta que ha dejado la guerra de contrainsurgencia, sus textos son el testimonio de los residuos de lo vivido por la generación anterior**

8 años después, Mills:

“Se diría que dialogan en clave con una tradición local y con unos antecedentes por ellos reconocidos, pero que al mismo tiempo y con mucha audacia gustan desafiar: en todos los antologados la intención principal no es meramente “literaria” sino que los impulsa el deseo de documentar una angustia, un recorrido y un testamento-futuro: el viaje que vendrá.”

Como señala la cursiva, en cuanto a los criterios de los antologadores, no es lo mismo dialogar con una tradición y con los antecedentes a ser el resultado de los residuos de la generación anterior. Vaya diferencia digo yo, y me refiero a la manera en que se ejerce el criterio antológico. Pero bueno, saynomore por el momento, lo que quiero es celebrar, y compartir la emoción puex, bien por los textos que circularán, bien por darle refresh al panorama, bien por el saludable y sólido diálogo textual, salud porque sigue el dancing, porque ahí va la obra y por el trabajo seréis medidos, bien por Aldea mis ojos y por el largo listado de libros que anteceden y proceden a la antología, ¡ah, que hermoso el sonido del teclado y los microprecesadores de la máquina!

* Ver Ruido de fondo, de Javier Payeras (Piedra Santa 2006), Conjeturas del engaño, Ronald Flores (Editorial Cultura, 2005), El ahorcado de Simón Pedroza (Mundo Bizarro, 1999), Los amos de la noche (Estuardo Prado)
** Acevedo, Anabella; Toledo, Aída (antologadoras). Tanta imagen tras la puerta. Poetas guatemaltecos del siglo XXI. Universidad Rafael Landívar, Guatemala, 1999; p.16

lunes, 20 de agosto de 2007

Please, insert coin

Muchos de los que leemos estas palabras fuimos niños en algún lugar de los ochenta. En mi cabeza esta década es un esfuerzo por recordar las tardes frente a la tele, los primeros años del colegio y un viaje a Disney. La imagen de mi mamá viendo amor en silencio y de mi hermano mayor imitando a Bruce Dikinson, puras instantáneas. El ocho y el cero con algún tipo de letra regordete y dorado, con un paisaje en colores pastel de fondo y todo sobre una espantosa camiseta blanca medio rala y bastante floja, los ochenta con su inquisición estética, con sus novedosos e inaguantables sintetizadores, los ochenta en la pantalla, plenos de infancia.

No existe niño que tenga las manos vacías, cualquier cosa que ocupe sus dedos podrá transformarse en una nave, un carro o un caballo. A partir de lo anterior podemos arriesgarnos a hacer dos divisiones esenciales del juguete, los que de plano y los que ni modo. Los que de plano se compraban, se viajaba cuatro horas de tu casa a la capital, o solo cuarenta minutos, pero salías, ibas allá, a la sexta avenida entre décima y novena, a ese lugar que ahora es una mancha de humo, a la vitrina que ya no se mira, al lugar de las máscaras: La juguetería. Entrabas y siempre había una ración de plástico y metal que llenaba tus manos. Después apareció El juguetón, pero esos son otros cinco pesos.

Jugar porque de plano

El juguete más elemental de los que de plano, el lego, el trocito, el cubito rojo que aparecía tirado en la cocina, el que se te iba entre el baño o en el mejor de los casos en el sofá. Los carros que de plano los Matchbox y los Hotweels, los Tonka (todavía de metal) y las pistas Tyco, y por supuesto los Micromachines y sus cosméticos de aceite. Lo muñecos de jimán, las barbies, los pitufos de hule que algunos coleccionaban, la pelambrera de los trolls, las tortugas ninja, los robots, los rambos. Pero entre los que de plano hay que hacer un espacio especial, es para los juguetes de McDonalds, el más antiguo que conservo es una patrulla con una hamburguesa policía manejando, que por alguna brillante idea de algún creativo macdófilo, expulsaron al policía del imaginario y sólo dejaron al robaburguesas. Macpapitas que se intercambiaban de ropa y sombrero, tres o cuatro versiones de los Muppets (de peluche, de hule, de plástico, sentados, parados o en bicicletas), robots que se convertían en helados o papas fritas, el inspector Gadjet, la película de temporada, o el señor cara de papa. En la caja de los juguetes que de plano no faltan ni los que se compraban en Mac, ni los que venían en las cajas de CornFlakes, como los animales que se metían chiquitos a la pila y salían convertidos en una tremenda plasta de hule.

Una de las principales ramas de los que de plano son los videojuegos. Jugué la última generación de Atari, 7800 era la serie, controles de dos botones, mejor resolución de imagen (¡Oh imagen, valiosa y placentera imagen!), evidentemente éste era posterior al legendario Atari 2800. Pero la humanidad se partió en dos en la década de los ochenta, sí, antes y después del Nintendo, antes y después de Mario. Recuerdo que le regalaron a mi primo, en su cumpleaños número seis, un Nintendo, 8 bits, dos botones rojos y dos peuqueños grises. Mario Bros apareció en nuestras vidas y aceptamos a los videojuegos en nuestro corazón. Me encantaba visitar a mi primo para jugar frente a la tele, muy cerca de ella, sentir que era parte de lo que pasaba dentro del aparato, dentro de ese nuevo cajón de juguetes. Horas frente a la pantalla, pasando mundos y castillos, comiendo hongos para hacerse grande y rescatando princesas; placer superior era dispararle a los patos de Duck Hunt, las manos, mis manos, manipulaban por primera vez la imagen en la pantalla. Luego nuevos juegos, secretos en las pantallas, trucos, mejores armas, inevitable la evolución, ansiada.

Nunca faltaron los policías del Nintendo: que te volvías tonto, que te quedabas ciego, que convulsiones epilépticas, que el diablo (recuerdo que hasta de los pitufos dijeron que eran satánicos), pero no fue suficiente. A inicios de los noventa nos llegó con evidente retraso el Game Boy y Super Nintendo. Era realmente alucinante jugar básquet en la NBA y reventar tableros con Jordan o con Shaquille, poder ser campeón mundial con la selección de Atescatempa en el FIFA 9X y por supuesto dejar ensartado a tu contrincante en un techo lleno de púas en Mortal Kombat (se creó la leyenda de que había una clave para poder ver desnudas a las peleadoras, Meelena, Sonya Blade, Kitana; obviamente pura fantasía, pero útil, muy útil).

Paralela a las consolas (Que además el Sega y el Segasaturn —ni mencionar el largo listado de las actuales—) estaba la computadora. Los primeros juegos para compu no eran mejores que los de Nintendo: Prehistoric, Prince of Persia, King comander (que se corrían desde DOS), luego Windows 3.11 y el vislumbrante Windows 95, para algunos de nosotros el tiempo no ha cambiado tanto como las versiones de Windows (que siguen siendo una mierda). La evolución fue sorprendente, de jugar Asteroids, Pac-Man o Invaders a dispararle a los enemigos en Wolfenstein o Duke nukem o a ser un espía encubierto de la Segunda guerra mundial. Ya no bastaron algunas tardes frente a la tele, fueron necesarias semanas frente a la compu para ver el cinema del final.

Ser el protagonista de tu propio cuento, de tu guerra, de tu ciudad. Los videojuegos nos han permitido vivir en carne propia, a través de un monitor, cualquier tipo de historias, las que uno quiera, las que uno escoja.


Jugar porque ni modo

Ahora bien, no siempre le compraban a uno juguetes, ni siempre quería uno usar los que tenía, he ahí el origen de los que ni modo. Los que ni modo se hacen, hasta la fecha, con cajas de cartón, con cerchas, con rollos de papel higiénico, con piedras, tierra y agua. Todos más de alguna vez tratamos de meternos a una caja a ser nosotros el juguete.

Los videojuegos tienen su propia versión de los que ni modo: las maquinitas. En nuestros más arriesgados recuerdos está el pasarse horas en un lugar ruidoso y marcado con el seductor símbolo del vicio, introduciendo monedas en unos armatostes de madera con una tremenda pantalla y un tablero con una palanca (normalmente roja) y varios redonditos botones. Quizás el más clásico de los juegos de maquinita sea el del avioncito que bombardeaba la tierra, un juego a 2D con vista aérea en que el que se gastaban buenos gabetazos, F-Zero si la memoria no me engaña. El que hacía sencillo los billetes, el que cuidaba la puerta, el chavito flaco y medio maliado que con una sola choca pasaba tres horas jugando, que en los de pelea siempre ganaba, y que a mucha honra alguna vez fuiste vos. Las maquinitas, eran el paraíso de la más colorida y radical transgresión de la infancia, ir a escondidas de tus padres a gastarte su dinero.

Los que ni modo todavía los usamos, en los buses, en las salas de espera de las clínicas dentales, en las colas de los bancos y en las aulas. Por ahí se le ve a alguien mariposeándose un moco, somatando el lapicero en el escritorio o haciendo los más torpes y desconocidos origamis con la factura del café. De la infancia nos sobrevive la creatividad del juego, pues, como dice Calamaro, “vivir es jugar y yo quiero seguir jugando”.



jueves, 26 de julio de 2007

Lo nuevo necesita amigos


Un dolor de muela y un extraño desasosiego peleaban con la calidez de un domingo caminando tomado de la mano. La primera vez que vimos el trailer de Ratatouille fuimos a ver Cars creo, las películas infantiles siempre serán otra cosa para los adultos, El libro de la selva, por ejemplo, me marcó la vida, lo vi a los cinco años y luego el año pasado, nuevamente un domingo aquella misma mano pasó secando mis lágrimas toda la película

“Lo que es necesidad nomas
Y olvidate de la preocupación ocupación”…

Fuimos con Michelle a ver Ratatouille, la última de Pixar.

Y tiene todo tanto sentido, no hay mayor metafísica en el mundo que comer chocolates dijo algún poeta demasiado triste, y como la niña del poema uno no se pone a pensar en el origen del empaque, o en el viaje de quien trajo ese chocolate, sí, el chocolate se derrite en la boca y quién quiere escribir sobre eso cuando se percibe el sabor, déjelo ahí, gócelo, siéntalo, el juego de contrastes, el chocolate debe de derretirse para que el que lo degusta se recuerde que sigue vivo, amén señora Woolf.
Y claro, no era para menos una tarde de domingo con el dolor del mundo condensado en una muela y la ternura de ella, en mi mano, para mí, condensando la vida en otro extremo, já, no el acelerador apretado al fondo, no es necesario,

“esas motos que van a mil solo el viento te harán sentir, nada más” ChG.,

no, no era para menos, cuando uno se reconoce en el mundo, cuando una pantalla, y una muela, y la más hermosa de las manos que pueda sostener la tuya la sostiene, sucede, juerte juerte, ser afuera, ser ahí en la realidad, donde las cosas pasan, no el punto de fuga sino la medular y espontánea naturaleza, respirar, parpadear, latir.
Y ahí estábamos viendo a un ratoncito cocinero, escuchando los diálogos, reconociéndonos en ellos,

“—tú, tú estás muerto
—ahh, pero eso no significa que no pueda soñar”

Y uno sumergido, dejándose llevar, es verdad, no es una película cualquiera, se intuye, se presiente, esa sonrisa permanente que casi no estalla en carcajada, el viaje en bicicleta, es una buena lica se sabe porque sí. (y la deconstrucción se queda tiesa, y la revisión de la condición subalterna y los estudios culturales y el postcolonialismo y la postmodernidad y deleuze y lyotard y quién ese señor usté, hacen mutis las vocecillas, tranquilo mano, relájese, escuche la música, acerquen sus mejillas entre sí y coloquen las manos en el pecho, sientan esa mierda)
Y va avanzando la movie, cuando uno se detiene a revisar los snapshot van ahí, la mano extraña de un editor más grande y desconocido que calla, el sonido del carrizo en movimiento, el tren que no para, nunca he visto un tren pero así ha de ser, no para, y las luces y las sombras, las de la pantalla y las que caen sobre el cuerpo, la imagen toda, volver a ver y en su mirada está todo, el cristal por el que la película vuelve a su naturaleza fragmentada, a su primigenio cuadrito detenido, cuando la película desaparece de la pantalla y se guarda, y agita allá dentro lo que tiene que agitar. La imagen toda, las luces todas, mi mano resguardada en sus manos, la vida apretando con dignidad los dientes. Entonces, ya bastante claro de la condición esa que representa estar ahí sentado, snapshot de uno mismo acomodándose, ahí, bailando tan de cerca, se siente uno poeta, fuera de pajas, chanfle, piensa uno, vale la pena hacer el intento, devolvernos las palabras… y la voz de un extraño personaje dice en la película


“el crítico sí se arriesga cada vez que descubre algo nuevo, el mundo suele ser cruel con el nuevo talento, las nuevas creaciones, lo nuevo, necesita amigos.”


Y muchos de quienes leen esto sabrán, se reirán justo ahora, sí, el nuevo talento, las nuevas creaciones, se abre uno su camiseta de lo que sea y se las cree, y dice “¡a huevos!” y muchá, ustedes saben… amigos.
Aprieto nuevamente su mano, el silencio vital de la sala de cine, la zarza ardiente habla en la pantalla, el sonido del carrizo, el que alguien tendrá que detener, incluso cuando no haya nada más que luz blanca al fondo, cuando eso suceda, ese cuadro será parte de la cinta enrollada en torno a quién sabe qué. Terminó la movie y me sentí poeta, y empecé a tratar de escribir esto, porque no sabía muy bien cómo decir algo de lo que acá dije, y no sabía muy bien cómo decirle tanto a la menina, y no sabía muy bien cómo decirles tanto, amigos.
Termino este personal ejercicio con las sabias palabras del crítico como se llame, quienes no hayan visto Ratatouille no lo lean, terminen acá la lectura y búsquenla, quienes ya la vieron denle copy paste:


“En el pasado jamás oculté mi desdén por el famoso lema del chef Gusteau “cualquiera puede cocinar”, pero al fin me doy cuenta que lo que quiso decir en realidad, no cualquiera puede convertirse en un gran artista, pero un gran artista puede provenir de cualquier lado”

miércoles, 18 de julio de 2007

La habitación de las ventanas*

para Michelle


La ciudad que se ve por la ventana no es más el lugar para las voces,
para los cantos nublados de los pasos lentos,
para el arrebatado caer de las miradas en el suelo.
No es ciudad para cubrir tus manos esta que vemos,
ni es la luz en las paredes signo inalterable de la vida.
No podría afirmar nada ahora, casi nada podría pronunciar.


No es ciudad para caricias esta que veo recostado en tu hombro,
el peso de sus sombras, el cuchillo silencioso de eso que no logramos ver desde esta ventana, no podemos decir su nombre sin sentir que algo se nos revienta en los labios.


Pero afuera la misma oscuridad estará cubriendo otras manos, estará llenándose de susurros y de gritos, y de programas en la televisión que describan algunas de esas cosas que suceden bajo la misma oscuridad, atrás de algún bombillo parecido a una pálida esperanza que en la habitación aún espera.


Es larga la noche, nena,
y duermen tus hijos recostados en la sombra
y guardan en sus brazos simples tu calor exacto.
Dormir es deslizarse por el aire Peter Pan,
beso en la frente, beso en las manos,
cerrar los ojos de tus hijos cantando
y entrar descalzo al paraíso,
descalzo y en pijama.
Es larga la noche, nena, y es fría;
y tú extendida en un cuadrado blanco,
tú rozándole las ganas al viento,
tú tratando de dormirte en una habitación sola,
en una cama demasiado chica para tus sueños.
Blancas las paredes,
y blanca la tela que te cubre,
tu cabello oscuro en un más diminuto cuadro también blanco,
ellos duermen en la habitación de a lado,
la casa de los niños, nena, la habitación de los colores a tu lado.
Y la tuya blanca, demasiado blanca la tuya, nena,
demasiado oscura la noche, amor;
adormeces y una antigua imagen
se cuelga en tu pared como el retrato de la abuela,
tratas de dormir porque es muy tarde
y tu vista se ha acostumbrado, nena,
a las paredes blancas de tu habitación


Y como tú, como nosotros, otros duermen y despiertan viéndose los rostros, y otros miran por la ventana recostados en sus hombros la ciudad avorazada. Escuchan canciones antes de acostarse, sienten los golpes, y su desnudez también escucha los disparos,

y en la oscuridad, en la más ruda y violenta oscuridad que lame las esquinas del asfalto, muchos estarán acariciándose las manos preguntándose sin más en cuántos pedazos se parte la ciudad cuando los muertos caen y los que quedan se abrazan.

*Mike Wasawski se ganó un par de chirilicas con este poema en un certamen poray

jueves, 12 de julio de 2007

Chinique dancing club*



¿Quiere bailar? No se niegue, no tiene sentido, levántese y acompáñenos a conocer uno de los más legendarios salones de baile, Guatemala Musical.

Pareciera que sin mucho esfuerzo podemos hacer una cartografía de la vida dominical, seguro, los domingos y su casi predecible rutina: piyama hasta el mediodía, fútbol, cine, almuerzo familiar a las 4 de la tarde, alguna escapada, el mar, un cafecito, camisa bonita para la tarde, qué sé yo, un domingo cualquiera.

Aunque siempre hay opciones, siempre ponerse coqueto, un vestido bonito, unos tacones, y ellos con la camisa adentro, es el día de descanso por excelencia, que no se olvide.

Un gran porcentaje de guatemaltecos a las cuatro de la tarde de un domingo hacen algo más simple y elemental, están disfrutando la vida con todo, la elección, sin muchas complicaciones, el bailongo, el dancing, el mero chinique señoras y señores.

El transmetro me deja a dos cuadras, camino y justo frente al mcdonalds de la Bolivar hay un lugar legendario, Guatemala Musical. Una gran puerta deja ver una manta con letras de colores: “Este domingo: la internacional Alma Tuneca y Chentío y su Marimba Concepción. Desde la 3 de la tarde. Admin. Q20...

La Bolivar es un microcosmos, Guatemala Musical es en sí misma Guatemala, así, sencillo, y por muchas razones es un bello extracto de este difícil país.

Antes de entrar se me acerca un señor, canado y bastante golpeado por la vida deja escapar un fuerte aroma a alcohol, al aguardiente que disuelve las entrañas hasta el mismo espíritu. Sus palabras lentas y rasposas parecieran estar pronunciándose desde la misma raíz de sus zapatos viejos, gastados, pienso en Bukowski pero al final es pura paja pensar en un escritor cuando se siente la realidad en los callos de la mano de un hombre que aprieta la tuya. Platicamos un rato, me habla de Bush, de Irak y del tiempo que pasó preso en una cárcel norteamericana, se escapan lágrimas de su rostro, demasiada historia condensada en un cuerpo no puede hacer sino exprimirte los ojos, las duras uñas de la realidad nos atraviesan al mismo tiempo.

Así es Guatemala, como dice la campaña, del frío al calor en pocos minutos… entro pues al chinique, al gran templo. La pista es grande, es como un gimnasio, alrededor bancas de madera, en el techo adornos de colores, y al fondo dos marimbas con sus respectivas orquestas. En la esquina del salón una pequeñita barra con unos rótulos de cartulina en los que se lee: Aguas 5, Cervezas 10. El bartender es un chavo como de 1.90, grandote, pero con cierta nobleza en el rostro, “a este lugar viene gente de pisto y gente humilde”, me comenta, “venimos a hacer amistades, este no es un club sino un ambiente de fraternidad”, me dice extendiéndome una mano robusta que bien podría descolgarme la mandíbula.

No has bailado nada hasta que no has bailado con Alma Tuneca. “Somos la Santanera de Guatemala” me comenta José Pac, luego de 25 años de tocar en la orquesta, “en el 91 para una fiesta de la Independencia en Los Ángeles fuimos el show principal, nuestros teloneros: Alux Nahual y Ricardo Arjona” añade. Luego me acerco una joven señora que camina vestida con una falda corta y una gran sonrisa, es parte del equipo, Mirna baila y canta desde hace 10 años en bandas musicales, “me fascina trabajar con hombres” dice con una sonrisa muy sugerente. La gente es muy respetuosa, de chulearla no pasan.

A las tres y veinte empieza el dancing, el sonido del hormigo es distinto. Aún hay poca gente pero este espacio es dieferente, es mágico. Nadie espera a que se llene la pista, tres parejas se paran y a bailar.

Nora y Ana son dos hermanas que viven en Palín. Viajan todos los domingos desde hace cuatro años para ir a Guatemala Musical, ya son conocidas, su músico favorito: Fidel Funes. Les encanta el baile, van a bailar. “En este sitio es muy raro que a alguien le digan que no, se trata de bailar”, insisten. Al fondo suena una de las clásicas de Alma Tuneca, “La chichicúa”, un tanto fuera de lugar les pregunto si les gusta el reguetón, dicen que no, “la marimba es más honrada”.

Guatemala Musical tiene más de 35 años de existir. Hasta la fecha reúne un promedio de 400 bailadores todos los domingos. Gente animada y sencilla que solo quiere pasar un buen rato de diversión. Es un ambiente bastante “sano”, la gente se mira y se saluda, se sonríe, los patojos respetan a las patojas y los novios se besan serenamente de piquito. Los Samayoa, por ejemplo, tienen 26 años de estar casados, tienen 6 hijos y desde que eran novios van todos los domingos a bailar, “es nuestra forma de hacer ejercicio y relajarnos”, comentan con una cervecita en la mano luego de haber bailado ya un par de horas. La gente habla sin mayor enfado. Una señora bastante “robusta” me saluda y de entrada me dice “yo trabajo en el San Juan de Dios, en la emergencia, vengo a relajarme un poco, ayer entraron cinco baleados”, ella fue reina del carnaval de Mazatenango… en el ochentaitrés.

Vuelvo a ver a mi alrededor, una extraña alegría me invade, es una buena forma de acabar con la rutina del domingo, pienso. Es como una fiesta de pueblo, pero en la ciudad, igual, al fin y al cabo, realmente importa poco, bailar sigue siendo una gran opción, y por supuesto, el show debe continuar.

Pasos pasos pasitos…

De cachetillo: las manos que están entrelazadas se colocan en sobre el corazón de él, las mejillas unidas, la mirada fija hacia el pecho de la pareja, y se baila con un taconeado discreto y elegante.

El guapachoso: taconeado rápido, vueltas rápidas, juegos con las manos, mirada pícara sonrisa complaciente. Ella contonea los vuelos de la falda y mide con cuidado el cuerpo que tiene enfrente, mueve el cabello y sacude los aretes colgantes al lado contrario en que mueve la cadera; él levanta los hombros al ritmo y coloca los labios como queriendo dar un beso, pero solo es el amague.

Brincadito: si se baila despegados se brinca a los lados tomándose el cinturón con la mano izquierda, se desplaza en círculo. Si decide bailarlo pegado, se apretujan bien de las cinturas, se relaja ella, aprovecha él y a taconear duro en el piso, con firmeza.

El charita: se baila solo, con una lata en la manos, preferiblemente de cerveza, se mira a todo el mundo como si todo el mundo lo viera a uno, se pueden usar tenis blancos o botas vaqueras, hay que tener un poco perdida la mirada, y ser brincón. Los movimientos deben de ser torpes y hay que combinar golpes de carate con una especie de baile a lo maicol yacson.

El travolta: se baila acompañado pero realmente es como si se estuviera sólo. Es preferible ser muy delgados para este baile, hay que usar gafas oscuras, camisas de cuello con un botón abierto y unas buenas cadenas. Los movimientos son un poco exagerados pero seguros. Mejor si se llevan mocasines y se les saca brillo con la parte de atrás del pantalón.



Crónica publicada en la Revista Taxi 16. Y sin las maravillosas fotos de Sandra Sebastían tampoco puede estar completa...

jueves, 28 de junio de 2007

Chulada de neneco (¿cómo nos miraremos desde afuera?)

Cinco años después de que saliera el disco de hip hopa "Elevado" de Dante Spinetta (ex vocalista de Illya Kuryaki and the Valderramas, e hijo de Luis Alberto Spinetta, el legendario roquero argentino), me vengo a enterar
1) del nombre del disco,
2) y que una de las rolas se llama "el guatemalo"
¿casualidad, causalidad, coincidencia?
¡NUNCA LO SABREMOS!
(y no necesariamente nos interesa)

por lo pronto, un tanto visceral y tramposamente, dejo un fragmento (el coro) de "El guatemalo"


"Allá viene el Guatemalo, bien malo
el que manda en este barrio, el barrio
tenle miedo al Guatemalo, Guate, Guatemalo
cuando lo vea pasar, listo para liquidar"

¡chulada de neneco!

viernes, 22 de junio de 2007

4 lecturas emblemáticas:

Junio ya está en las últimas y a razón de algunos acontecimientos locales, Jullini su cronista cultural presenta a continuación el reporte de daños a partir de 4 lecturas emblemáticas en el imaginario de su colocho servidor:

Poesía versus:

Por tres años conserrecutivos se ha llevado a cabo esta muy particular lectura de poesía, la idea es que la poesía entre en juego con la música, suena simple, y lo es, pero el combo resulta interesantísimo.

La primera edición del versus fue Poesía vrs Hip Hop, en una hermosa discoteca bar dentro del Centro Cultural Miguel Ángel Asturias (uff, lujo de lugar), cinco poetas leímos nuestros textos intercalando un selecto repertuar musical (que pasó por Café Tacuba, Frank Zappa, Edith Piaf, Molotov), luego otro par de poetas tiraron rollo y Básico 3 y Alioto Loco, (en esa ocasión sólo participo El Señor Rima) contrastaron su hip hopa con la lectura. Puro lujo esa onda, con el agravante que hubo un muy buen coctel que empezamos a disfrutar desde antes del evento, así para cuando tronaron los versos ya estábamos relajadamente sonrientes.

Al año siguiente Poesía versus Punk, con Alicia en el País de la Maravillas proyectándose en el fondo del escenario se leyó y se moshó pero con menos swing que el año anterior.

Finalmente, hace casi 15 días nos reunimos en la arena del versus a rifar versos, pero esta vez en un rollo electrónico cortesía del músico David Marín, impresionante la cantidad de gente que llegó, seguro más de cien gentes llenamos el lugar para escuchar a la banda, más lujo. Hay que reconocer que el evento se prolongó un cacho, y entre el calor y algunas lecturas demasiado largas se desgastaron nuestros jugadores en la cancha. Sin embargo, el versus parece seguir capturando la atención, con amenaza de replicarlo en Xela, cortesía de Grupo Metáfora, estaremos pendientes.

Poetas en Junio

(Complicado el rollo del género para los poetas ¿poetisa?, para fines prácticos no creo que haya problema en llamarnos, parejitos t´os, poetas) Justo a la hora que terminó el versus (jueves 14 a las 1830), salimos del bardisco para dirigirnos al teatro de cámara, un grupo de escritoras guatemaltecas, varias de ellas muy queridas amigas, organizó una muy particular lectura de poesía, sorpresa número dos, el teatro de cámara casi lleno (y en verdad que no era el mismo público del versus el que estaba ahí sentado, más de 150 personas en un teatro dispuestas a escuchar poesía: un aproximado de 250 gentes llegaron a escuchar poesía un jueves de aguacero, otro uff! por eso…) inició pasadas las siete una excelente lectura,

y sigue siguiendo el lujo:

- escenografía

- iluminación

- montaje

¡no hay nada como un discurso bien articulado!, el evento, con varias sesiones de ensayos previos, nos dejó a todos una muy satisfactoria sensación. En lo personal fue muy gratificante, creo que la principal lección fue precisamente esa “cualquier lectura de poesía —por públicas y colectivas— son representación textuales de un discurso, y como tal deben de producirse, de articularse de tal manera que la lectura sea un signo que represente y dialogue dentro de la dinámica cultural”.

La lectura performativa de las poetas sacudió. Los textos fueron leídos en ejercicios polifónicos e intervenidos por acciones que semantizaban la actividad como un mismo texto, a través del cual, leeríamos desde varias perspectivas la condición actual de la mujer en Guatemala (bueno es una opción de lectura, un ejercicio para este su cronista amigo), qué bien que les quedó muchades.

Versolaris

En enero del año pasado el Centro Cultural de España, a través del poeta amigo Alan Mills, organizó Versolaris, un ejercicio de lectura que replanteó a nivel textual la relación entre escritores y nuestra inevitable otredad. Efectivamente, el ejercicio consistió en reunir a un buen grupo de poetas guatemaltecos a leer en espacios alternativos (bares y lugares —salú—) pero a leer al otro, sí, cada poeta leería una selección de poemas de “otro” poeta, no leeríamos pues nuestros versos sino otros “muy ajenos” de nuestros “muy cercanos”. Era bien raro leer al “otro”, con tu vocecita lectora y teniendo a ese otro enfrente, a todos nos dio armonía, un saludable intercambio textual, que al fin y al cabo qué es la poesía sino la voz posesa de un otro intimando con otro que es él mismo… “no me andés con casaquitas”

Muesía

Y viene la parte más melancólica para este que escribe. En el 2003 y 2004 mis queridos amigos y compañeros de Xela congregados en lo que llamamos “Grupo Ritual” (chanfle, ahora que lo veo, qué nombrecillo) nos reunimos dos años seguidos cada sábado en el parque de las enfermeras en la ciudá altense para programar las culturales actividades que realizamos, entre ellas el festival de poesía del cual “Dos puños en la tierra” (2007) fuera la tercera edición. En el I Festival (2003) tuvimos una espectacular clausura del Fest., ensayamos 4 meses con los bróderes y en compañía del gran pianisti Roberto Pérez (otro broder) armamos un verdadero show poético.

Entonces un ingenuo y fervoroso fuego nos movía, leímos a varias voces y con una gran cantidad de juegos textos de varios poetas, se imaginan una esquizofrénica lectura de Girondo mientras en el piano sonaba una pieza de Ginasterra bien loca, ¡puta!, bien loca esa onda, todo en el Teatro Municipal de Xela, vaya si no es hermoso ese lugar, emocionante, debimos de haberla filmado, sobretodo el final donde el pianisti se lució con una pieza que compuso que se acoplaba al poema “Sensemayá” de Nicolás Guillén, un juego de voces, música y luces, lujo, en la última estrofa:

“mayombe bombe mayombé sensemayá la culebra

(el piano, las luces, la adrenalina)

mayombe bombe mayombé

(la ingenuidad, la energía, la esperanza de que lo que hacíamos serviría de algo)

sensemayá se murió

(el piano tocó la última nota y se apagaron todas las luces del teatro, ¡plop!)”

viernes, 8 de junio de 2007

Primeros pasos para una poética del shumo

I

En el contexto guatemalteco la palabra “shumo” refiere a algo vulgar, corriente, rascuache, guashquero, cutre, guarro, as you wish. Demasiado sorprendente fue para mí enterarme de boca del poeta nicaragüense Ezequiel D`Leon Masís, que los misquitos en Nicaragua le dicen “sumo” a los mayangnas, otro grupo indígena de la costa caribe nicaraguense, y que, oh sorpresa, la palabra significa eso mesma mente “los otros”, ¡plop!, demasiado, se le quiebra a uno el coco cuando entre el shumo se le aperece Todorov o Levinas y a replanteárselo

¡Ala, pero que shumo pues!

Shumo, puede que tenga relación con el "sumo" de los misquitos. Las distintas relaciones de poder entre grupos de origen nahuatl y grupos originarios de sudamerica (como el caso de los misquitos) pudieron haber dado un intercambio ¿sumo-shumo? (hipotesis, totalmente), sí, decirles "sumos" a los mayangnas (sigue la sorpresa, mayangna significa "nosotros") que fueron sometidos por los misquitos, qué cosa, ¿habrá relación entre el sumo misquito y el shumo chapín?, no hay que aventurarse a afirmarlo, pero si no, que asombrosa coincidencia.

En la cultura latinoamericana es común la presencia de lo “shumo” (como lo entendemos localmente), que va desde el exceso irreprimible del neobarroco, hasta el reguetón mismo, pasando por todos y cada uno de sus habitantes, aún difícil de comprobar pero ya encontraremos la metodología que lo valide, igual, el contraste europeo o norteamericano (en quienes tradicionalmente se cree que se establece la simbología de lo “sofisticado”), termina de servir, y juro que no trato de ponerlos en planos distintos, más bien la idea es horizontalizar la cosa.

Esta “intromisión” de lo profano en los cánones estéticos representa una de las principales características del quehacer del latinoamericano, la salsa, la cumbia, el fútbol, la literatura, los chistes, qué sé yo, la rúbrica del mestizaje, de la antropofagia Latinoamérica puede verse, en mucho, como un punto clave de una identidad compartida, claro por lo pronto aclaro lo ejerzo como un ejercicio de opinión basado en algunos indicadores por ahí que revisaremos juntos.

II

El shumo no es otro, o casi no

El título de este post alude por una lado a un talegazo de poema del satanic Mills (es en el mejor sentido), parte de su libro Los poemas sensibles (Editorial Praxis, México, 2005), el poema es un ejercicio de dar ese invisible paso del otro a uno, como pegarse en un espejo, pero a alta velocidad.

El poema “2” representa uno de los textos más representativos de este libro, en él se trata el complicado tema de la otredad en la cultura guatemalteca, particularmente “el ser indio”, este tema, largamente tratado en la tradición literaria guatemalteca, es revisitado para plantear el conflicto de la negación, inicia pues en su primer verso “el indio no es el que mira usted”, aunque encadenado semánticamente al segundo verso, esta unidad significante plantea con claridad la invisibilidad el indio como subalterno histórico en este país, y que en determinado momento planteara Spivak. Así pues, Mills, plantea desde el inicio esta condición negada del que aparece “en el catálogo de turismo,/ cargando bultos/ o llevándole comida a la mesa”.

Mills desoculta la naturaleza de este subalterno y enuncia “el indio está adentro,/ y a veces se le sale, acéptelo”, en este caso existe un tratamiento de desprestigio, si se quiere, pero no hacia el indio, sino al sujeto que lo niega, al que lo oculta, aunque “lo entierre en apellidos, aunque lo socave bien”. Esta forma de (de)enunciar el síndrome cultural de la negación representa uno de los principales aportes de este poema, en particular, y del libro, en general. El final del poema resuelve, pues, la vos del subalterno que “empuja con su fuerza de siglos,/ emerge ardoroso y se le sale”, entonces, el poeta, el que señala, el que logra, como diría Spivak, “transmitir a modo de delirio esa voz interior que es la voz del otro en nosotros”, lleva al lector a una letanía que rompe la negación:

“no, no es otro,

el indio soy yo,

a ver, repita conmigo” (p. 10)

Este final resuelve la tensión de la invisibilidad del subalterno y la trasposición a la luz, el revelar al ser, la aceptación que resuelve la negación, la negación histórica.

A ver...



(la otra semanita: Delfin Quishpe y la Tigresa de Oriente, espérelos)



martes, 29 de mayo de 2007

Más anotaciones para la maquinita cultural... o sembrando flores en el jardín de los vergazos...

Sigamos.

Al final del conversatorio que les comentaba, luego de la tensa discusión académica, Ronald se acercó a Alan Mills y a mí para decirnos que siguiéramos echando punta a pesar de nuestras diferencias, lo decía dándonos una palmada en la espalda, afectivo, fraternal, el comentario cerró muy bien la noche, las diferencias personales se discuten en otro espacio.

Eso eso eso

Luego el jueves otro conversatorio muy interesante sobre estereotipos y prejuicios en la literatura, buen tema, escabroso. Los panelistas llegaron preparados, interesante el debate, sin embargo cómo cuesta dialogar en Guatemala, fuera de pajas, los invitados a la discusión eran frecuentemente interrumpidos por las risas y comentarios de unos bróderes que exigían hacerse escuchar, lastimosamente no era necesaria la exigencia, en el espacio era más bien molesta, y, además de que una buena parte de mi corazón estaba en ese escenario, me pareció tan molesta la seguidilla interruptora de estos chavos que en mis adentros pensaba “fracasamos, los métodos “civilizados” de resolución de conflictos han fracasado”, y me empecé a emputar, grueso, y no parecía ser el único. ¡Donde está la tolerancia por Dios!

Tolerancia:
Es un dato que nos dice que tanto (en porcentaje) puede variar el valor de la resistencia (hacia arriba o hacia a bajo) de su valor indicado.

Chanfle, qué difícil. Pero hay que irse limando grueso, la jerga de maestro de obras funciona tanto para las relaciones humanas: pulir, limar, barnizar, no sé, funciona.

Total que pasa todo el tiempo, te llaman la atención en la oficina y te la tomás personal, comentan tu libro, hacen un análisis crítico, te hacen un pregunta, te miran y todo parece personal, y no lo es, aunque lo sea, no nos conviene verlo así, es chance, el laburo, el chante, trabajamos en esto, escribimos y otros nos leen y leemos y otros escriben, claro es una dinámica entre humanos, pero no me hace ningún sentido llevar conflictos personales a un plano académico, profesional, qué sé yo, acá pasa con más frecuencia de lo que uno cree, hasta este mismo texto podría ser un ejemplo de ello… no sé, hay que relajarse y trabajar, articular la máquina, el tema, aunque sea un lugar común, son los nodos, los puntos de unión dentro de la matriz, bueno, seguiremos…

jueves, 24 de mayo de 2007

Anotaciones para una maquinita cultural, apropósito de la crítica

1

Nuevas identidades en la posmodernidad: bailar el Paabanc con los Bukies y Reebook fue el nombre de un conversatorio al que asistí ayer por la tarde. El título, bastante evocador y con algo de trampa, atrajo a muy pocas personas, tan pocas que hasta uno de los invitados (Mario Roberto Morales) se ausentó. Participó, finalmente, Amílcar Dávila (filósofo) y Ronald Flores (escritor). Dávila se centró en la idea de posmodernidad y se acercó desde sus referentes: Lyotard, Derridá, Foucault, en fin, la banda. Ronald, moderador de una mesa de dos, intervino para hacer varias observaciones sobre el tema, sin embargo lo que me empuja a escribir esto no es el tema de la posmodernidad sino un interesante debate que surgió a nivel de acción.

Sí, Ronald, como escritor y como académico, rebatió la exposición de Amílcar Dávila, sus argumentos, fundamentados en sus múltiples y complejas lecturas y referentes, parecieron chocantes más de una vez, en general el comentario era lo triste que es que el ejercicio crítico de muchos académicos guatemaltecos no incluyera a muchos autores que podrían dar muchas luces sobre la posmodernidad en Guatemala.

Hoy sí, ya caigo a la cuneta.

El tema entonces es la dinámica crítica-creación-infraestructura cultural, las quejas, en general, son

1 que no hay un aparato crítico para la literatura guatemalteca contemporánea

2 que no existen aparatos de difusión

3 que no hay una infraestructura cultural que permita todo lo anterior

por ponerlas muy generales,

pero

la cosa no es así nomás… mi hermosa noviamigaeditora me comentaba hoy temprano que desde su perspectiva los autores deberían de participar, mucho más de lo que piensan, en la intervención de la cultura para posibilitar condiciones que permitan un cambio, tanta Razón tiene la Michellita, la creación es, por mucho, un proceso de gestión, que implica un estado de conciencia del autor su contexto, sus posibilidades y estrategias que potencialicen su trabajo, suena bien marketing la cosa, pero bueno, el autor, en una saludable jerga contemporánea, es un productor, por ahí comentaba Alan Mills sobre una lectura de Walter Benjamín que enuncia este fenómeno.

miércoles, 23 de mayo de 2007

Poetris centroamericanos desde Canadá

La revista canadiense, Walrus Magazine, una revista cultural de por allá publicó un interesante artículo sobre la poesía contemporánea en centroamérica y la política, échenle un ojo pues:

Verse and Versatility

Poesía en Xela, dos puños en la tierra

Recientemente en Xela la poesía volvió a significar algo para la banda, para la gente, para los que caminan, los que se quedan en las vitrinas viendo los partidos de fut, sí, volvió a significar algo para nosotros, los que habitamos. Por tercera ocasión se llevó a cabo el Festival Internacional de Poesía, en ese empolvado y neoclásico baúl de los recuerdos que es Xela, la cuna de la cultura que dicen por ahí, pero que a pesar de tantas cosas, siempre encuentra una línea de fuga que la signifique, que le extirpe la cuna pero alimente la cultura.

No se me ocurre qué podría ser un “festival de poesía” en el imaginario guatemalteco contemporáneo, pero seguro hoy lo tienen más claro mis coterráneos superchivos, Dos puños en la tierra se llamó este tercer festival, en memoria de Otto René Castillo y Roque Dalton, más allá de cualquier lectura política, estos dos poetas tienen sobradas razones para hacer una buena fiesta en su nombre. Y vaya si no.

Marvin García, coordinador del Grupo Metáfora Xela, organizadores del festival, se fajó, rebuscado patojo chispudo trabajó durante ocho meses la gestión para la party, cartas, llamadas, más cartas y más llamadas, en fin, Marvin logró incluir a restaurantes, hoteles, editoriales y organizaciones culturales entre los anfitriones, un poco de acá y otro poco de allá hicieron del festival un verdadero punto de encuentro, vaya pues el alcalde inauguró un festival donde las hermosas musas del sempiterno parnaso estarían más bien en jeans, en una novena en memoria de la querida abuelita, de pie ante la más fresca idea de la poesía.

Un microbusito nos llevó por la costa, al chileno Javier Campos, la colombiana Neida Pérez, los ticos Erick Gil Salas, Roberto Dada y su esposa, y Alan Mills, Juan Pablo Dardón, Carmen Alvarado, Marvin García y su servidor, corriendo, volando para El sexo estado de los altos, Eugueni Evtushenko un ruso con versos capaces de hacer temblar a Rusia entera, esperaba en Xela, faltaban por llegar otros poetas, otros amigos, pero a la gente no le importaban mucho los nombres, digo, Evtushenko, íntimo amigo de Neruda, de Picasso, quizás el poeta ruso vivo más respetado, era él, Evtushenko y Dardón era Dardón, y Wingon, Wingon, la gente escuchaba atenta, honesta, sin atravesarse el curriculum, era el momento de la poesía, y algo en la ciudad decía que, efectivamente, algo estaba sucediendo. Llegamos, bajamos del micro y a leer, en el hermoso Teatro Municipal, con gente hermosa, la luz nos perseguía.

Sí, la luz siguió siguiendo, colegios, institutos, muchachos inquietos sorprendidos por la poesía, es increíble ver el brillo en los ojos de un chavo alucinado por lo que escucha, tan increíble como ver el brillo en los ojos del poeta que te cuenta que en los colegios leer poesía es otra cosa, en serio.

Devolver y revolver la poesía a los que habitamos es una gran tarea, e insisto, el esfuerzo de Marvin García, de un individuo acompañado de individuos, de una maquina de trabajo que articula lo poético mucho más allá del papel, la complicidad de los poetas, de los artistas, de las doñitas del restaurante que dieron los desayunos, de la banda que no le interesan las obras completas de Mallarmé, pero sabe, intuye, le huele que vale la pena dejar entrar la poesía al comedor, que vale la pena invertir un esfuerzo en que llegue eso que no sabemos, ni entendemos mucho pero que la banda, los que caminan, los que se detienen en el parque a escuchar a alguien que lee poesía, y que luego verán el partido en una vitrina, ellos, nosotros, intuimos un poco más la razón de ser, el “solo poéticamente habita el hombre esta tierra” y quedamos invitados a volver a otra de esas buenas fiestas.

martes, 22 de mayo de 2007

Mish rules!

o
Se resiste uno a ciertas cosas, cuando empezó Betty la fea me alejé, apunte mi dedo acusador y luego terminé engasado viendo lo mejor de Ecomoda, con el reguetón-ton me pasó similar, casi a todos, gustos adquiridos, es complicado que un niño no le haga caras al café, no se diga al vino o a la cerveza, pero ahí termina uno, bloggiando, navagando por la web.
Claro, siempre sale algo interesante, Fellini, el director legendario, no es él el culpable del blog, es un gato, un dibujito argentino, igual, parafraseando, las caricaturas no son de quien las hace sino de quien las necesita, Fellini es el incodicional amigo de Enriqueta, personajes de Liniers, padre de la tira macanudo de La Nación, el diario argentino, no me quiero poner sofis ni nada, es que me encantan los gatos y mi gato, nuestro gato, se llama Fellini, nada más, abrazar a un animalito que de alguna forma representa a un humano, tiene mucho sentido, y bueno, empecemos a bloguiar... mish rules!