domingo, 26 de octubre de 2008

Cuántos libros caben en un cajón de mudanza...



Reconozco que los libros han ido teniendo valores distintos en distintos momentos de mi vida, desde invaluables y sagradas piezas de sabiduría o alguna cosa por el estilo, hasta animalitos proveedores de otra cosa que casi está en ellos pero que siempre termina en otro lado (en esas ando ahora), de tal manera que mi librera muta de acuerdo a mi relación con su contenido, por ahora soy capaz de rayarlos despiadadamente e incluso de arrancarles páginas, pero de que me acompañarán muuuuuuuucho tiempo está claro.
Todo esto porque el sábado tomaba una copa de vino despidiendo un lugar que guarda en sus entrañas libros ylibros y más libros, sí, para el 5 de Noviembre Sophos, ese hermosa y acogedora libreríacafépeladeroficinacasa de muchos de nosotros, se muda, se pasa a otro espacio, NO CIERRA ni deja de proveernos de ninguno de los placeres que nos proveía, nada más se pasa a otro sitio. Pero mientras tanto sí me mueve recordar ese patiecito cómplice, y unas estanterías y mesas robasueldos pero apalabrándonos la vida, bueno, dinero por palabras, tiene todo el sentido.
Recuerdo que en el 2000 en una visita breve a la capital mi hermano me llevó a conocer “un lugar que le va a llegar un chingo”, y efectivamente, ahí estaba ese rinconcito esperando a que lo cargara de significado, en 2002 trabajé un mes detrás de la caja, en 2006 presenté ahí mi libro, en 2007 y 2008 fue el centro de operaciones de Libros Mínimos, y en los últimos casi 10 años que lleva de estar llenando nuestras libreras y sobremesas, es sin lugar a dudas El salón de la justicia de la literatura guatemalteca.
No sé, se queda uno melancólico con ese lugar que nos vio: comprar libros, ojear y descaradamente leer con un cafecito otros que no podíamos comprar, pedir favores (mano, será que puedo dejar esto acá un ratito), tomar café con café, café con leche, café con cocacola, café con agua pura, café con vino, vino con vino y más vino y vino y vino, café con chocolate, café con licuado de papaya con leche, café con pasta al pesto, café con sándwich de aguacate y tocino, café con lectura, café con presentación, café con intervención performática, café con discusión, café con discusión acalorada, café con vergazos, café con trabajo, café con amor, café con amigos, café con libros… en fin, nada de esto se acaba, solo se muda, pero amerita dejarle el despedimiento a ese acogedor lugar donde muchos nos conocimos…
Mi gratitud a toda la banda de Sophos, en especial a Gaby, Marlon, Lucky, Linda, el Poli y al amigote Philippe, el Libroman del Salón de la justicia, nos vemos en Fontabella puesn…

foto: Luis Alejos

martes, 21 de octubre de 2008

mi vida sin carro: especial corra-lejos

7:25 pm: la espalda no me duele, me arde, ahora entiendo cuál fue el origen del dolor de la semana pasada, el nene anda la laptop en el lomo, y, claro está, en las burras solo podés usar un tirante porque tu mochila debe de ser flexible, cuántohijoeputa no he despreciado por no quitarse un tirante de la mochila "permiso (cerote...)", total para cuando consigo lugar o llego a la parada, mi espalda tiene la suavidad de un trapeador mojado, descubro nuevos músculos de mi cuerpo, eso y tirarme a la cama a chatiash me tienen hecho mierda, es decir, la computadora es la madre del lumbago. En unos minutos me iré a Corra-lejos, esa fraternal cueva en que varios escritores hemos encontrado un segundo hobar, más del 50% de las fotos de del feisbuc de la literatura de postguerra es de ese rinconcito etílico y poético, estaremos transmitiendo en vivo en la lectura blogger que tendremos-tuvimos (qué chingar con el tiempo real!) Jp Dardón, Marré, Bromo y este servidor.

9:28 Estoy cual jesús en la cruz, con dos ladrones a mis costados, a mi izquierda JP preguntándome si cuando llegue al cielo tendremos señal de cable, a mi derecha Marré un tanto triste porque antes de que lo colgaran a la cruz dejó descargando Gasolina antes de su estreno en el país. La hora de la redención llegará... algún día, en este preciso instante solo un ejercicio lectario y nomada, para variar....

9:42 A Jp se le resbala la rrr, cuando uno lo escucha leer dan ganas de decirle que escupa el chicle, "vos jp, decí un carro rojo se fue a la guerra", mala idea, el patojo es grandote y un mazaso de ese neneco no amerita ni medio chiste.

9:44 Cuando uno escribe en el blog le vale verga la ortografía y la dislexia se hace eviidente, leer en voz alta un texto blogger puede ser un atentado contra nuestra burrencia natural del lenguaje, pero qué otra cosa es el lenguaje sino esa travesura animal de agarrar las palabras y devolverlas hecho chocolate

10:09 los blogs son una cosa extraña, en voz alta es otra cosa, sobretodo cuando leer a viva voz implica interrumpir a 5 toros bravos que tranquilamente te arrancarían la quijada con amor, pero igual, la lección del día es que esto que hacemos como aburridos escribanos que robamos horas de trabajo es puro lenguaje, simón, esta onda es lenguaje.. vaa..

10:12 shot de tequila, bromo lee, la mara escucha, el microfono chinga, el tequila arde, puta madre, son los meados del diablo...

02:29... en mi casa con algo de silencio y algo de alcohol... buenas noches banda

jueves, 16 de octubre de 2008

Estadio y testosterona / siempre no


Un animal herido somata la puerta tras de sí. Es una bestia tranquila, pero a punto de reventar, se tuvo que cargar la frustración un par de buenos kilómetros, en medio de esa trenza de lucecitas rojas de las desesperantes colas de carros, “cómo son de inútiles estos pisados” se repitió todo el camino como una letanía que estrellaba contra el timón del automóvil.
En la esquina inferior izquierda de la pantalla, justo cuando se escucha el somatón de la puerta, se observa la expresión de un niño de más o menos 9 años mirando nervioso al armatoste embrutecido que es su padre.
Sin embargo, lo lleva de la mano, entran juntos y él, el papá, demuestra a su hijo cómo se es un buen perdedor, gastó 300 varos en las entradas, 175 entre comida y la botella de guareque de la previa, 450 entre las dos camisolas originales [flashback: abre la bolsa de la tienda del gatito, extiende la prenda como un trofeo ganado a fuerza de su lealtad con el equipo, acaricia la tela como quien pela una manía: una pinza con 4 dedos. Toma la etiqueta, observa la marca y lee atrás “hecho en bangladesh”, sí, “esta es la original, no esas mierdas chinas que venden”.], 30 pesos por pintarle una bandera en los cachetes a su retoño, y 40 pesos de parqueo “¡son unos ladrones estos mierdas!”, un padre ejemplar demostrando que todo ese dinero no importa si se sabe perder. Fue sabio de su parte no alterarse, no seguir chupando, no ir a lamentar con sus amigotes esa ignominiosa derrota de la cual se resiste con todas sus fuerzas a acostumbrarse.

¡METAN A THOMPSON! Grita un aficionado desesperado, una carcajada colectiva le da la razón, no era él el culpable, pero luego de haber pasado los primeros 45 minutos del partido cagándola, la afición en todo su derecho gritaba al unísono (como quinimil bestias enfurecidas y babeantes) “¡FUERA THOMPSON, FUERA THOMPSON!”, ocasionalmente se escuchaba también “no le den la bola a ese negro imbécil”, lo que resultaba particularmente triste, porque, de no ser porque era obvio que se referían al portero, no darle la bola al negro significaba que un delantero, dos volantes y un defensa tampoco tocarían la bola.
Queda todo bien claro, lo que importa es lo que los muchachos en la cancha representan, los colores que llevan, el colectivo tras de sus sueldos; los jugadores individuales valen verga, que gane el equipo y sobretodo la afición, ese es el sentido de todo el vendaval, tanta energía invertida para esos 90 minutos, ojalá los jugadores que supieran administrar la testosterona ajena.

No se pueden entrar botellas de ningún tipo, ni monedas, quedan prohibidas las armas clandestinas, las balas improvisadas que puedan desnucar a un árbitro (en un juego en Mazate noquearon a un árbitro con una piedra de hielo, yeah!!!). Una vez trabajando en la hemeroteca, leyendo un periódico quetzalteco de 1932, leí la noticia “se prohíbe gritar improperios en el estadio”, esto para evitar dar mal ejemplo a los jóvenes que llegaban a apoyar a su equipo, el absurdo fue que un par de años después una noticia decía “se prohíbe jugar pelota en las calles”, un acuerdo municipal que prohibía a los jóvenes jugar fut en la calle para no entorpecer el tráfico vehicular, y otro par de años adelante un nuevo acuerdo municipal prohibía que circularan automóviles que no tuviera un filtro especial en el motor, ya que los motores interferían la señal de AM y, claro está, la gente no podría escuchar los partidos de fut. Las ramas de los árboles serán cortadas para que no se vuelva a matar otro compadre tratando de ver el partido y estrictas normas de seguridad regulan que los piratas no hagan más entradas falsas, solo permiten agotar todas las entradas en preventa para socarles los precios en reventa, malditos. Las salidas de emergencia hace ratos están arregladas, lo que no midieron fue el alambre de púas que divide general de preferencia, en el que un chavo bien a moronga trataba de cruzar al otro lado (suponemos que se quería cruzar a preferencia), luego de sofisticadísimos ejercicios de flexibilidad y escapismo, el borracho amigo se desprendió de las púas y dio con todo el hocico en el graderío… de general, que huevos.

El padre ejemplar llevaba un pequeño radio de transistores donde escuchaba la narración del partido por esosofisticadoscomentaristasdeportivosquenosabenponerpausaentracadauna
delasmuladasqueterminandiciendoporquetienenlaordendequeestáterminantemente
prohibidoqueunnanosegundodesilencioseinterpongaentresuvozdemetralleta
yelparedonauditivodelpadreejemplar, así personas precavidas como este padre pueden enterarse también de resultados paralelos, o sea, son esos mensajeros especiales que dan la buena nueva, como robin williams cuando dice que tiene una radio en un campamento de concentración y se pone a inventar historias para poder extorsionar tranquilamente a sus compañeros, bien hecho, solo que en este caso el vocero-padrejemplar, no recibe nada más que el comentario del joven gordito sentado a su lado “malaya perdieran esos cerotes”.

Gol. El segundo gol de los malditos visitantes, esa partida de orates descerebrados que quieren hacer ver mal a nuestros aguerridos atletas, cómo lo permitieron, cómo pudo suceder. Silencio, el balón del lado de la portería local es un cuchillo hirviente que degolla los eufóricos gritos de animal de la inmensa mayoría. Silencio, el arquero vuelve sobre sus pasos a sacar el balón, mientras los simios visitantes festejan en solitario, el grito de 11 hombres más otros 10 o 15 que han de haber en la banca, se escucha en el estadio como el zumbido de un insecto que aquella noche fue imposible de aplastar.

El empate no es útil, no sirve de nada, un empate cuando se juega de local es vergüenza, es castración, coitus interruptus, loritos a medio palo, la cadencia del pajarito, huevos en salmuera, guaro tibio, camioneta en domingo, manzana de sholco, mal de hojo, palomita encandilada, un empate es como el hambre, como el chucho que sin comer se acurruca en la esquina y duerme.

Goooooooooooooooooooooool, goooooooooool, gol gol gol gol gol, el cielo se llena de basura y la bestia abre sus fauces en plenitud, del gigantesco jaguar solo se ve el hocico abierto, y un alarido de miles de cuerdas en su garganta. Tres filas arriba un desconocido brinca para abrazar al padre ejemplar, no se conocen, pero se aman, se abrazan como si en ello se les fuera la vida, las camisolas se estiran, no importa si se rompen, el suelo tiembla, el aire se llena de basura, nadie la está tirando, es la basura misma que festeja, es la saliva del jaguar salpicándose. Gol gol gol gol gol, guerreros alzando la cabeza del enemigo, conscientes que, en este caso, esta bala solo nos salvó la muerte, la sangre chorreando del cuello enemigo solo durará unos pocos minutos.

Todos de pie cantan el himno como buenos guerreros, padre e hijo emocionados, es una noche de amor, el orgullo invade el corazón de ese hombre que enseña a su cachorro cómo es la vida, la vida que es como el fútbol, porque sí, no lo sabe explicar pero lo intuye, el cachorro también, “hoy ganamos o ganamos”, no hay otra opción, se termina el himno y una gigantesca bandera empieza a cubrir nuestras cabezas, y claro, bajo aquella inmensa sombra azul, a uno se le inflama el corazón de esperanzas, a lo mejor sí.

foto: del mismo julito serrano, ni modo...

jueves, 2 de octubre de 2008

Nada nos asegura sobrevivir en las sombras

Nada nos asegura sobrevivir en las sombras, a pesar de la costumbre, de los hábitos ámbar de los postes de luz , de las iglesias abandonadas a media noche, muy a pesar de estos pueblos fantasmas.
Hemos logrado conocer su lenguaje y bailar, big mamá la oscuridad, como las cocineras antiguas que nos cuidaron la infancia, que nos mandaban descalzos a reconocernos en la arena.
Nada nos asegurará el camino, ni el disparo tan preciso que aprendimos, ni la suerte tatuada en nuestras pieles como vírgenes de guadalupe vecinas del panteón familiar. Nos costó entenderlo, sobretodo esa noche en que dos hermanos pandilleros cuidaron de nuestras almas sin cartuchos, persignándose dedos largos y uñas negras sobre el pecho, “ellos vienen con nosotros”, decían señalando a los demonios.
Aquella noche aprendimos a olvidar la nostalgia de la luz, y a masticar naranjas en la madrugada, como el paso silencioso de un hambre penitente y clandestina. Igual, ese chavo, y su hermano, nos enseñaron sus tatuajes, en la espalda sea leía con claridad que nada, NADA, nos aseguraba sobrevivir en las sombras



a la noble memoria de gabriel, marvin, luisalberto, lucas y el orange..