viernes, 8 de junio de 2007

Primeros pasos para una poética del shumo

I

En el contexto guatemalteco la palabra “shumo” refiere a algo vulgar, corriente, rascuache, guashquero, cutre, guarro, as you wish. Demasiado sorprendente fue para mí enterarme de boca del poeta nicaragüense Ezequiel D`Leon Masís, que los misquitos en Nicaragua le dicen “sumo” a los mayangnas, otro grupo indígena de la costa caribe nicaraguense, y que, oh sorpresa, la palabra significa eso mesma mente “los otros”, ¡plop!, demasiado, se le quiebra a uno el coco cuando entre el shumo se le aperece Todorov o Levinas y a replanteárselo

¡Ala, pero que shumo pues!

Shumo, puede que tenga relación con el "sumo" de los misquitos. Las distintas relaciones de poder entre grupos de origen nahuatl y grupos originarios de sudamerica (como el caso de los misquitos) pudieron haber dado un intercambio ¿sumo-shumo? (hipotesis, totalmente), sí, decirles "sumos" a los mayangnas (sigue la sorpresa, mayangna significa "nosotros") que fueron sometidos por los misquitos, qué cosa, ¿habrá relación entre el sumo misquito y el shumo chapín?, no hay que aventurarse a afirmarlo, pero si no, que asombrosa coincidencia.

En la cultura latinoamericana es común la presencia de lo “shumo” (como lo entendemos localmente), que va desde el exceso irreprimible del neobarroco, hasta el reguetón mismo, pasando por todos y cada uno de sus habitantes, aún difícil de comprobar pero ya encontraremos la metodología que lo valide, igual, el contraste europeo o norteamericano (en quienes tradicionalmente se cree que se establece la simbología de lo “sofisticado”), termina de servir, y juro que no trato de ponerlos en planos distintos, más bien la idea es horizontalizar la cosa.

Esta “intromisión” de lo profano en los cánones estéticos representa una de las principales características del quehacer del latinoamericano, la salsa, la cumbia, el fútbol, la literatura, los chistes, qué sé yo, la rúbrica del mestizaje, de la antropofagia Latinoamérica puede verse, en mucho, como un punto clave de una identidad compartida, claro por lo pronto aclaro lo ejerzo como un ejercicio de opinión basado en algunos indicadores por ahí que revisaremos juntos.

II

El shumo no es otro, o casi no

El título de este post alude por una lado a un talegazo de poema del satanic Mills (es en el mejor sentido), parte de su libro Los poemas sensibles (Editorial Praxis, México, 2005), el poema es un ejercicio de dar ese invisible paso del otro a uno, como pegarse en un espejo, pero a alta velocidad.

El poema “2” representa uno de los textos más representativos de este libro, en él se trata el complicado tema de la otredad en la cultura guatemalteca, particularmente “el ser indio”, este tema, largamente tratado en la tradición literaria guatemalteca, es revisitado para plantear el conflicto de la negación, inicia pues en su primer verso “el indio no es el que mira usted”, aunque encadenado semánticamente al segundo verso, esta unidad significante plantea con claridad la invisibilidad el indio como subalterno histórico en este país, y que en determinado momento planteara Spivak. Así pues, Mills, plantea desde el inicio esta condición negada del que aparece “en el catálogo de turismo,/ cargando bultos/ o llevándole comida a la mesa”.

Mills desoculta la naturaleza de este subalterno y enuncia “el indio está adentro,/ y a veces se le sale, acéptelo”, en este caso existe un tratamiento de desprestigio, si se quiere, pero no hacia el indio, sino al sujeto que lo niega, al que lo oculta, aunque “lo entierre en apellidos, aunque lo socave bien”. Esta forma de (de)enunciar el síndrome cultural de la negación representa uno de los principales aportes de este poema, en particular, y del libro, en general. El final del poema resuelve, pues, la vos del subalterno que “empuja con su fuerza de siglos,/ emerge ardoroso y se le sale”, entonces, el poeta, el que señala, el que logra, como diría Spivak, “transmitir a modo de delirio esa voz interior que es la voz del otro en nosotros”, lleva al lector a una letanía que rompe la negación:

“no, no es otro,

el indio soy yo,

a ver, repita conmigo” (p. 10)

Este final resuelve la tensión de la invisibilidad del subalterno y la trasposición a la luz, el revelar al ser, la aceptación que resuelve la negación, la negación histórica.

A ver...



(la otra semanita: Delfin Quishpe y la Tigresa de Oriente, espérelos)



7 comentarios:

Juan Pablo Dardón dijo...

A huevos! Me recuerda a la introducción de El Laberinto de la Soledad, de "Octavo" Paz, cuando él escribe y entra la mucama a su estudio y el poeta se sobresalta. Ella dice tranquilamente, "No señor, no se asuste. No es nadie, soy yo". La otredad negada en sí misma. Saludos Julius, el JP.

Duffboy dijo...

A su vez, me recuerda una frase de The Good Sheperd, cuando el personaje de Joe Pesci cuestiona a Matt Damon: los negros, tienen su música, los italianos, la familia, los judíos su tradición, ustedes qué tienen: "A los Estados Unidos, ustedes sólo están de visita". La otredad, cabal.

soy (elzappo) dijo...

A mi, la verdad que no es que me recuerde a algún libro o película. Pero creo que sí me hace recordar a mucha gente que me ha rodeado, en varios ámbitos por los que me he desenvuelto por "razones varias".
Creo, que todos llevamos a este "shumo" por dentro, lo único que hay que hacer es dejarlo ser y no tratar de ocultarlo o peor aun, NEGARLO.

Anónimo dijo...

Ah, la! Qué shumada, pues! Nada que ver! Sólo eso nos faltaba en Guate! Una poética del shumo!

Julio Serrano Echeverría dijo...

Ala pero que réquete pues, gracias por visitar mi bloguis!
Pues el tema de la otredad son "otros" cinco pesos, pero hay que gastàrselos verá pues, desde la sospechosa incomodidad de Octavio Paz, hasta el afinado dedo de Robert de Niro y porsupollo la tensión cotidiana que puede (o no) provocar nuestra discución interna (inicialmente) entre el otro y yo que al fin somos el mismo... buena nota compayes, utilizaremos su info ñacañacañaca

Analu dijo...

interesante post, aunque no he podido leer completo el libro de Mr. Mills, estoy al pendiente de su contenido y considero que ese "personaje" en algún momento sale a escena en los capítulos de nuestras vidas. no lo niegue, llévelo con orgullo!

elpatojo dijo...

El shumo y la otredad. Pues bueno, en mi caso ni negarlo. Añado a eso: marero. Así decían Ronald y Javier. Que eran mareros de las letras. Me inscribo en el club, a buena honra y con no menos timidez.
Saludón.