viernes, 2 de noviembre de 2007

Puro corazón

Cuando se trata del corazón se complica la cosa.

Uno busca y rebusca, en su momento, algo que explique ese largo listado de cosas que, como diría Pascal, le pasan al corazón pero la razón no entiende. Desde el tarot, pasando por el horóscopo y la cultura popular, más de una vez hubiéramos querido hacerle uno a su conquién un entierro, o lo hicimos, la foto deshaciéndose en una botella de miel; también uno le besa los ojos porque dicen que así se va a enamorar más, busca uno en el internet “compatibilidad de signos”, si yo soy sagitario y ella géminis...

Emociona pues, pior uno que, como diría Javier P “es que somos ultrasensitivos”, sí, paradójicamente el corazón se trata también de un blindaje, si lo deja uno en la piel se lo lleva la gran puta, simple.

Esa extraña sensación en la boca del estómago, la sonrisa estúpida que nos delata, el brillo en los ojos, puro feeling pues, es rico estar enamorado. También está la estirazón del dolor, que funciona muy similar, otra vez la boca del estómago, la tristeza, la neblina en los ojos. De todo sucede, y cuando uno se la pasa demasiado feliz luego le da miedito, se sabe que no solo no será por mucho tiempo sino que además hay que prepararse para lo que viene.

El corazón, vaya cosa complicada, vaya cosa tan vital.

Pero la vida es ese estira y encoge, es el delgado hilo que nos sostiene entre tanto voltaje, como un bombillo somos atravesados por esa marejada de electrones y nos hacemos luz, lo que se aguante hasta volverse inservible cristal bajo la tierra.

Esta es de no parar, de aprender, de entrenar también al pecho, porque cuando duele, duele macizo, pero cuando se goza se revienta, se estrella uno por el cielo. Y la cabeza también hace lo suyo bajo el embrujo, todo tipo de imágenes, todo tipo de sueños, todo tipo de inventos, desde la adolescente inspiración enamorada hasta el ataque irreprimible de celos, cuesta pues, más de una vez se muerde uno la lengua, se revienta los nudillos en la pared, o se abraza como si tuviera ternura de sí mismo, es la vida, y ahí sí se nos puede ir.

Un viaje de idas y vueltas, y sí, me declaro creyente en todo esto, creyente y practicante, y veo un largo ejército de compañeros en esta fe, vale la pena, a los que andan, a los que no, los de la argolla en el dedo, los que la quisieran y los que de plano nel, “aquella me aterriza los pies en la tierra” me decía justo ayer un broder, a mí también, pensaba, pensaba también en mis viejos y sus 30 añitos de casados, y ahí van, compañeros, hommies de ellos mismos, esos dos viejitos son su clica, ellos ya saben la dinámica de las subidas y resbalones, nosotros, muchos de nosotros, seguimos en el training, por lo pronto venga la celebración amorosa, tanta vida que atraviesa, y yo tengo mi propia M dorada y “me encanta”, mi mejor beso para mi compañera en esta habitación llena de ventanas y ustedes dénselo a quien corresponda, al round pues.

5 comentarios:

Duffboy dijo...

Love is all around us, como dice la canción. Me alegra que esté allí para vos ese elixir vital. "Somos más cuando nos amamos", escribiste alguna vez.

- dijo...

Creyente del amor que es casi tan duro como ser creyente del desamor. Bien lo dijo Lowell: "esa luz al final del túnel, es la luz del tren que viene a arrollarnos", pero...y qué, no?

José Gerardo dijo...

Este post estaría buenísimo para un 14/02/xx, buena onda mano, no te conocía esa faceta tan humana y tan divinamente mortal.

la-filistea dijo...

Já y yo que pensé que los hombres no tenían sentimientos!

Saludos Julio!

Alan dijo...

Mano, si te contara que love is in the air, ay papaíto, vieras la onda cómo va, jaja, un fuerte abrazo rey desde Sao Paulo (llego a Guate el 18, pero el 19 me voy a los méxicos, ay nos pelaticamos)

alan m.