Paolo Guinea es
editor, poeta y relojero, esta última propiedad surge en virtud de
las dos anteriores, acucioso, minucioso, exhaustivo, se entrega al
lenguaje con un afinado monóculo que va sincronizando las palabras.
Como poeta, como editor, se le puede ver sentado en su escritorio con
un viejo delantal cuidando que no se le vayan a caer sílabas de la
mesa, tildes, sonidos. Voz en off (Magna Terra editores, 2004) es
una prueba concreta de su ingenio para armar, desarmar e inventar
nuevas maneras de medir el tiempo, de reconstruir la memoria,
máquinas de tiempo linguísticas al mejor estilo del Dr. Brown y su
DeLorean.
Para
utilizar esta elaborada máquina, basta sentarse en una silla
cualquiera (que será siempre la del copiloto) y abrir el libro,
dejar que el poeta
y su máquina de hacer signos se active. Así, en las ventanas de
este reloj-nave-libro, el poeta vuelve
sobre sí,
repasa su
trayectoria
vital, en
la pantalla
se ve
la retrospectiva
en imágenes
que nos
hacen pensar
en el
pasado, en
las bicicletas
aventadas en
la puerta
de la
casa, algún
juguete en
el suelo,
pequeños y
abundantes
snapshots de
palabras con los
que el
paseante retorna
al niño,
mientras una
Voz en
off
va narrando
“y se antoja pues,
arrastrarse hasta la
niñez
—hartarse de
helados y arribar de regreso al antojo—.”
el narrador es más
bien un invocador, ceremonial casi, viajero del tiempo como todos los
chamanes, ve el mundo sin enredarse en él, sin prejuicios ni
pretensiones, con cierta ingenuidad característica de esos primeros
años en los que podíamos ser felices casi con cualquier cosa,
conscientes de que lo fundamental es vivir, adentrarse en esa
experiencia sin otra pretensión que ser parte de ella, y, como dijo
Pessoa, “es entonces, en plena vida, cuando el sueño tiene grandes
películas”.
No
es un
viaje de
nostalgia, es
asumir el
juego ante
la realidad,
no necesariamente
ese famoso
niño que
llevamos dentro,
digamos un
ejercicio lúdico,
los niños
que llevamos
fuera:
“Se te fue un
lucero por la garganta cargado de
niños, cincos y
patios.”
Pero la infancia,
sospechamos, es la vida en todo. Es esa voz fuera de escena que habla
distinto a cada espectador, sugerente. Todo en el hilo conductor de
la voz omnisciente del lenguaje, herramienta con que el poeta
construye la máquina donde lo cotidiano encuentra otro sentido,
imaginado, alucinado, poetizado. Imagen como diálogo entre la
fantasía y la realidad, símbolos. “el verso no debe componerse de
palabras sino de intenciones” decía Mallarmé.
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“Embarazada de
luz está
tu sombra”,
un verso
de este
libro que,
en una
lectura de
poesía, despertó
en un
espectador la
pregunta del
sentido de
la imagen,
y bien,
no hubo
respuesta, hay
quien dice
que eso
de que
la poesía
no se
explica es
un lugar
común, de
ser así,
reivindíquese el
lugar común
y sí,
el verso
tenía el
significado que
el lector-escucha
quiso darle,
la poesía
es el
virus del
sentido, rompe
la estructura
molecular
significado-significante.
Y es
que, volviendo
a Mallarmé,
“Nombrar un
objeto es
suprimir las
tres cuartas
partes del
placer del
poema, que
consiste en
la felicidad
de volverse
tal poco
a poco;
sugerir, he
ahí el
sueño”.
Y este
puede ser
un claro
referente de
la poesía
de Paolo
Guinea y,
de las
posibles lecturas
que Voz
en
off
tiene, la
sugerencia.
Se podría pensar
en hermetismo, oscuridad o cualquier otra forma de ocultamiento por
el frecuente uso de imágenes, justo reclamo público al que muchos
poetas nos sumamos, el sueño del lenguaje puede ser una pesadilla
poética, y despertar se convierte en la manera más inmediata de
acceder a un nuevo sueño. Qué queda pues sino apropiarse de la
realidad, de la que sea, y pensar que no son metáforas las que
habitan en el poema, son los objetos tal y como el poeta los percibe,
no comparándolos con otro objeto sino retratándolo. Así cuando
dice “embarazada de luz está tu sombra” no pretende decir otra
cosa sino la realidad del embarazo de luz en la sombra, y con esto
abrir la puerta a un universo paralelo, cuántico sí, al que
tendremos acceso subiendo la famosa escalera del lenguaje.
“Eso
de escribir
no hay
que tomárselo
tan en
serio” he
escuchado decir
a Paolo
Guinea, lo
cual sugeriría
que lo
del universo
paralelo está
más cerca
de otra
pantalla del
juego pues,
para no
ponernos tan
trascendentales y
bien volver
eso de
“jugar tenta
con ella”,
la vida,
como dice
por ahí.
El
DeLorean es una compleja máquina que se alimenta de nuestras ganas
de romper las limitantes del espacio tiempo, viajar indistintamente
al pasado que al futuro, reescribir el presente e ir y venir entre
infinitas posibilidades construidas acuciosa, minuciosa y
exhaustivamente, para que caigamos de cabeza por la escalera de las
palabras para llegar a ese lugar donde:
“Recuperamos las
tardes,
los cuates, las
inevitables enfiestadas…
De veras de fiesta
eterna.”, como dijo Paolo.
GT 10-2004/05-2011
Acá algunos poemas del libro Voz en off, Paolo Guinea Ovalle:
A la vida como a
la tarde.
En la tarde, quién
le teme al ocaso,
si mientras
sentado en el oído del viento
se cicatrizan los
olores
y se desatan los
brazos
Corre sin ser
perseguido un atajo del tiempo
Con tu mano
alumbras la noche
Húmedas las
contiendas
toman té hasta el
fondo de nuestros labios
Nos llueve el oro
y cae preciso en
nuestra presencia
Nos arrastra la
vida
como río lateral
en nuestros pequeños hombros
Hasta el hartazgo
las bouganvilias nos contemplan
Un grillo prepara
el asombro
Se encasillan las
ideas
Cae escueto un
telón de advenimiento
Nos amarramos las
tripas del día
y nos quitamos
sin paciencia
la saliva de luz
que nos quedó
embarrada ante la
ignominia.
Agua miel de todos
los momentos
Umbral y anuncio
Orilla leve de lo
que se va
Escultura plena de
nuestra
gran impotencia
y
develar así
lo diminutos que
somos.
Anuncio
En plena noche
calmaste al sereno
arrullaste su
estatura
casi sólo mirando
su temple lo detuviste
Cayó frío en tus
manos
desplomaste la
calma
Deshidratados
quedamos
quebrantó un
encino detrás de nosotros
traté de sumar
estrellas
multiplicaste el
insomio
Culmina la
oscuridad
te envuelves de
luz
goteas y te lames
Adviertes otro día
Capitular de la
mañana
Era hace un tercio
de ritmo
Río azul
Que hablaba de sus
semáforos
La luciérnaga
camino
El sol motivo para
detener
al trueno y
refundar
la energía
Propia de luz
como
la ventana
y la luna aviso
para
predicar las
cautelas
Y así camaleón
en el alma
Intenso acumulo
de anuncios
rótulos que
encaminan
diluyen el miedo
y motorizan los
pasos
Manera de diamante
bajo la lengua
poza de flores
y así la vida en
riego.
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