viernes, 30 de octubre de 2009

Pelotero la bola

Ayer escuché en un taxi el cuadrángular (esa palabra tiene la forma de un búmeran) de Mark Teixeira con el que el juego se puso 1-1. El beis es un deporte extraño, pienso en palos de escoba y pelotas plásticas o así, caqueramente, con pelotas de tenis, pienso en el chichudo de la clase que al final del año llevaba su guante y diz que lo suavizaba, pienso en un cuate, Nacho, que casi perdió el ojo de un pelotazo, en pequeños patios con un microdiamante: una piedra, medio block, otra pieda y un suéter, en la serpiente que se le enrosca al que se cree pícher en el rito ese de lanzar la bola, pienso en Denis Martínez y en un cuento increible de Sergio Ramírez, en conversaciones de mucha más calma y armonía que las del fútbol, en que el juego perfecto no es el 0-0-0, sino uno donde está Pólux, Toto, Ale, y mis amigotes, todos como de entre 9 y 12 años con un bate viejo, sin guantes, en el corre corre en alguna planicie en el monte, las reglas del juego, en ese caso, son las de la vida.
El taxista me dice "hace falta Abdón verdá usté", "sin duda, el beis no es lo mismo".

2 comentarios:

Engler dijo...

Será porque crecimos?

y el cuento de Ramirez, ciertamente increible! Gracias por compartirlo...

Vueltegato Editores dijo...
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