domingo, 24 de febrero de 2013

“El ancho de México es la frontera para nosotros”

En estos días estaré presentando libro nuevo, Central América, un proyecto que inicié en 2011 y que al fin sale la parte literaria a la luz, les comparto acá esta entrevista que me hicieron en El Universal, en méxico, y un videoclip también de la misma época, mientras trabajaba en este libro. 


Aunque ha recorrido las fronteras y se ha centrado en los migrantes centroamericanos en Estados Unidos, Julio Serrano trabaja actualmente en Ensenada, México, en un par de proyectos simultáneos que tienen que ver con frontera y migración, uno de ellos como beneficiario del Programa de Residencias artísticas para creadores de Iberoamérica y de Haití en México.
Al tiempo que trabaja en un libro de poesía que trata ser una especie de revisión de la idea del camino en términos muy generales, en un contexto muy específico de la migración de centroamericanos y en particular de los guatemaltecos, y también en un proyecto documental audiovisual relacionado con migración y frontera.
Estoy trabajando dos cosas simultáneamente, mi presencia en México en este momento es que soy beneficiario del Programa de Residencias de Artistas para el Fonca y estoy trabajando un proyecto relacionado con migración y frontera, por eso estoy en Ensenada. Trabajo en un libro de poesía que trata ser una especie de revisión de la idea del camino en términos muy generales, en un contexto muy específico de la migración de centroamericanos, de guatemaltecos, en específico.
Me enteré que era beneficiario del Fonca cuando estaba en Estados Unidos visitando varios estados, atravesé como 17 estados en mes y medio entrevistándome con centroamericanos allá, fue el primer paso para un proyecto documental audiovisual que estoy trabajando sobre centroamericanos en Estados Unidos.
Lo que me movió es la idea de que Centroamérica es una idea que es bastante difícil de asir, es muy escurridiza la idea de los centroamericanos, si lo ves en términos histórico-políticos está ahí no hay duda y tiene toda una trayectoria que lo explica, pero en términos prácticos y sociales.
Viviendo en Guatemala se me ocurría que en el recorrido de Centroamérica hacia Estados Unidos lo centroamericano se resignificaba y tomaba un sentido que no era el tradicional que tiene que ver con el siglo XIX y los estados americanos en el contexto de la independencias sino con otra idea de lo centroamericanos como juna especie de compañerismo y complicidad para cruzar a los Estados Unidos.
Esa fue la idea que me movió con esa idea me fui a Estados Unidos, pero estando allá me di cuenta que los centroamericanos existimos como una referencia de región geográfica, pero cuando tú hablas con la banda, en realidad lo que existen son los hondureños, salvadoreños, guatemaltecos.
Cada quien está pensando en el imaginario de su país, en su contexto muy específico porque lo centroamericano es algo abstracto que no genera un imaginario colectivo para el centroamericano mismo.
Ahora en Baja California trazando el camino, me he puesto en contacto con los amigos más cercanos y los parientes más queridos que emigraron o han vivido el exilio, que no es lo mismo, pero que yo si quiero trazar un puente entre uno y otros porque creo que sí existe un correlato.
He hecho varias entrevistas, chats y correos, algunos están en Estados Unidos mi hermano en España y varios amigos míos que están ahora en Guatemala en los 80 vivieron el exilio, muchos en México y otros en Costa Rica que son los países que más exiliados guatemaltecos tuvieron.
Para fines prácticos trazar un puente entre exilio y migración genera un contraste valioso, si bien migrar no es una forma de exilio como tal, el resultado del desplazamiento, de qué implica abandonar un espacio, readaptarte en un espacio distinto y cuáles son las condiciones que te obligan a hacerlo, el exilio está ligado a la violencia y lo político, mientras que la migración es por razones económicas, pero no le quita a eso la violencia, la violencia es una constante en ambos casos, eso es lo que me interesa ver y cómo nos podemos entender o reentender a partir de esa tensión del ir y del volver. Eso también es bien grueso, a todos les pareció más complicado volver que haberse ido.
Un amigo guatemalteco en Nueva Orleans me dijo algo que me impactó mucho, me dijo que a nivel histórico hay un correlato, pero fue tajante al decirme: México sí es una frontera. La frase me pegó muy fuerte, porque para Centroamérica la línea es del ancho de México.
Otra amiga que hizo el paso por tierra, me dijo que cuando pasó en 2001 por México ni se enteró, la pasaron de noche y el coyote les dijo "bienvenidos a Estados Unidos". Otro amigo que entró a México exiliado de los 80 también hizo el recorrido de noche, es como si no pasaras por México.
La hermana de mi mamá que cruzó México como indocumentada cuando yo le pedí que me relatara cómo fue: sucedió que me hizo una narración esquizofrénica, no lineal, eso pasa con muchos. Cuando hizo esa narración casi se brincó de la frontera de Guatemala hasta la frontera norte de México, salvó el detalle de que durmió una noche en el DF; si no hubiera dicho eso la narración sería: "salió de Guatemala y llegó a Tijuana".
Toda la parte de la violencia en el paso ha sido bien documentado desde las ciencias sociales y lo audiovisual, pero a nivel de cómo la imaginación que atraviesa México creo que sí se ha hecho poco trabajo.
Cómo recuerdan México los que cruzan a Estados Unidos es algo que me interesa, claro que la violencia que está más allá del tren y los secuestros que está bien documentado, quería abordar lo simbólico y me llama la atención que México en general cuando se habla de migrantes siempre se habla de centroamericanos, pero en cierto sentido el uso del término centroamericano desde México es muy parecido al uso que hacen los gringos del término mexicano, donde todo aquel que no sea gringo y que venga del sur es mexicano.
En el caso de México, lo centroamericano se vuelve una especie de etiqueta que aglutina ese paso de los otros que están atravesando.
Qué representa esto. Uno de los conflictos que tenemos es que pareciera que México y Centroamérica están espalda con espalda, las relaciones económico políticas de Centroamérica están con Estados Unidos, no con México. Eso sorprende que estemos tan lejos,aunque tenemos correlatos históricos tan importantes pero que dejamos pasar por alto.

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