miércoles, 25 de noviembre de 2009

Día I

Tres hermanas fueron asesinadas hoy hace 49 años. Eran activistas políticas en República Dominicana. Activista, otra palabra del manual de Naciones Unidas, necesario nombrar esa tarea, podría ser gasolina, podría ser pararrayos, podría ser flecha, pero es activista, como aquellas hermanas. Hoy, por aquellas muertes, una de las vetas más oscuras de nuestro rostro se hace pública, el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, dice la página de la ONU. Es curioso ver esas mayúsculas en eliminación, luego en violencia y luego en mujer. Es correcto, entre nosotros, seres humanos, eliminar, violentar y ser mujer son nombres propios, sustantivos que describen una singularidad y a la vez un contraste, de la premeditada elaboración de la muerte al imponente fluir de la vida. Algo así es el recorrido de lo que simbólicamente nos detiene en este día. Simbólicamente porque, los pijazos, los gritos, los silencios, las megaculeradas, la sangre, la sombra, las manos invasoras, las puños, las patadas, el lenguaje, la negación, la invisibilidad, la imposibilidad, la ignominia, la herida larga, el miembro amputado, la ira, la rabia, las uñas ensartadas en las manos, los dientes apretados en la boca, la negación de lo femenino en mí, la negación de lo masculino en ella, el muro, el maquillaje, todo eso no es simbólico, es cuantificable, verificable, vergonzoso. 
Zizek dice que identificarse con la víctima es la primer trampa para no reflexionar sobre la violencia misma. Esto traigo al final de esta novena, durante nueve días cité casos reales de gente que quiero en los que el contexto más cotidiano mostraba uno de los lados invisibles de un día a día por curar. Durante nueve días y como un acto de fe, pensé que invocar a los fantasmas, invocar a la sombra podía de alguna manera proyectar algo, alguito de luz. Así lo creo. Habrá que detenerse entonces, a construir cada uno su catálogo de sombras, a revisar los pijazos, los dados y los recibidos, no como como un acto de contricción, sino como uno de análisis, acto sadomasoquista quizá, necesario ver en frío lo que es fuego ardiente, balazo frontal y descarado.

Finalmente, no es un golpe bajo hablar del amor en este día, es una postura radical, política, amar es un acto social. Desde mi masculinidad y reivindicando a la mujer en mí, y a la mujer en el otro, y a las mujeres cercanas y lejanas, a mi mamá, a mi novia, a mis amigas, a mis hermanos, a mi papá, a mis amigos, y a aquellas tres hermanas y a lo que representan para nosotros hoy, para ustedes estas palabras llenas de amor.

3 comentarios:

tania hf dijo...

Gracias, digo, por lo de las mujeres lejanas.
Me gustó un montón la forma de plantearlo, hasta ayer entendí de qué iba. Buena onda.
Un abrazo.

Duffboy dijo...

Una secuencia en retroceso, para recordar esos cinchos reales y figurativos. Abrazo, compa!

MarianoCantoral dijo...

La violencia como el ápice de un promontorio de desequilibrios socio-estructurales.

Buen rollo.