sábado, 8 de enero de 2011

Juan Carlos Plata a pesar del contexto

Hoy sábado 8 de enero, Juan Carlos Plata, mejor conocido como el Pin, se retira del fútbol guatemalteco, los detalles de su carrera los encuentran en cualquier suplemento deportido mañana, domingo, hoy solo algunas líneas para pensar en algunas cosas entorno a este personaje. 
Mi estado en el FB dice "No soy rojo, la selección nacional de fut me parece un fracaso, y en general considero el fútbol nacional como un rito y no como un deporte, pero hay que decirlo ¡sos grande Pin Plata!" y sí, eso pienso. La historia de este broder es la historia de los "sueños impensables en un país como el nuestro" (como se lee en Marimbas del infierno), Guatemala que en las líneas de su mano se ve con claridad ese precepto, estamos construidos a partir de sueños impensables. Hoy leo con tristeza en una columna que en un sitio ponen entre los orgullos "chapines"  que somos de los principales proveedores de café de starbucks... Acá un video de 10 min donde pueden ver con dibujitos (literalmente) y explicadito por Zizek un poco de qué representa ese "orgullo"





Veo con mucha más tristeza un videoclip de una canción que le hicieron de despedida al Pin, definitivamente no me interesa entrar en detalles, simplemente es triste, digamos que parte de las virtudes de Plata es ser parte ya de nuestra cultura, de la cultura popular, detalle imposible de ver para las personas que piensan que el retiro del futbol es su muerte (casi como lo plantea la canción), en ese sentido el reconocimiento desde las ideas (como una forma de articulación de la cultura) para nuestros personajes impensables siguen siendo producto casi exclusivo de la cultura misma, digo, hasta ahora al parecer la cultura sigue siendo la única interesada en leerse a sí misma, hablo de sectores, a la política, a la economía, a los medios y al deporte mismo la cultura le pela la verga, la cultura guatemalteca solo existe como producto de consumo porque, como es evidente, no nos hemos sentado a pensarnos, a articularnos, a inventarnos, de ahí que seamos proyectos impensables. Las valiosas excepciones son y existen y gracias a ellas nos mantenemos de pie, echando punta en estas tierras, mágicas y sagradas. 


Mis respetos desde este espacio para Juan Carlos Plata, para el trabajo que representa y por haber conquistado ese tan escabroso terreno de las aficiones deportivas. Movilizar la afectividad de todo un pueblo es tarea de titanes.




Acá una nota que hice para el Magacín sobre el Pin. 

2 comentarios:

José Joaquín dijo...

El retiro de Plata, para quien es rojo y sigue al fútbol, es, efectivamente, una especie de muerte.

No le pidás al aficionado que va al estadio que racionalice sobre el efecto cultural del Pin. El Pin ha logrado trascender el entorno futbolero, sí, pero lo que los fanáticos querían siempre era verlo jugar y gritar como locos los goles que metía. Eso es lo que muere, por eso se llora.

Julio Serrano Echeverría dijo...

Sí, estoy de acuerdo, de hecho no le pido al aficionado que racionalice el retiro del Pin, digamos que desde ese punto de vista toca vivir la muerte del jugador, pero leer al Pin fuera de la afición es clave para entendernos un cacho más culturalmente y ahí sí estamos fuera de la cancha y los generadores de opinión (en un amplio sentido) podrían decir muchas otras cosas, ese es mi punto, ir más allá del acontecimiento mediático, qué hay al fondo del personaje y al fondo de la mediatización, por ejemplo. Profundizar en el rol del personaje en el contexto social me parece bastante enriquecedor y creo que no estamos precisamente de fútbol en ese caso.
Ahora la pasión de la afición, pues lujo, necesitamos también esas pasiones, lágrimas para el Pin y mi sentido pésame para los rojos entonces...
saludos