Mi amigo Rafael Gutiérrez, músico y poeta, blusero y rocker de corazón y de riñones, mandó por mail el siguiente texto:
Y bien, como consumidores tenemos derecho a denunciar cagadales como los del audio de Metallica, además de las fallas al inicio del concierto, varios de los presentes, con oído agudo, se percataron que todo el concierto fue en flat, eso es una ecualización sin ajustes, lo que vendría siendo algo como sin ecualizar. Del concierto de Megadeth, fuf, no verguenza ajena, verguenza por adelantado. Si se venden entradas para un concierto en Mundo E, deberían de aclarar "prepárese para VER un concierto y no espere ESCUCHARLO", lo que limita la experiencia de los conciertos al contenido visual, osea del costo de la entrada solo deberían cobrar por ver, porque el oído sufre en un lugar como ese. Así que bueno, a ejercer el derecho del consumidor (en el supuesto que el consumidor tenga derechos y que caigamos en el juego de que consumir es un acto de voluntad -ajá, sipués-) y denunciar los problemas de estos eventos para asegurar que se corrijan pronto y puedan brindar el servicio que están vendiendo. ACÁ PUEDEN HACER DENUNCIAS A LA DIACO VIA WEB, la entrada al concierto es la factura, así que si la conservan ahí está el numerito.Sólo en Guatemala pueden ocurrir semejantes despropósitos en materia de espectáculos. Cierto es que en el plano cultural estamos todavía en el preclásico tardío, pero presentar a Megadeth en ese potrero de láminas que suele llamarse pomposamente Mundo E es, otra vez, trasplantar la impunidad al ámbito cultural. Quienes hemos tenido la amarga experiencia de asistir—sólo una vez para el concierto de Rata Blanca—sabemos que allí, cualquier cosa puede escucharse, menos música dadas las pésimas condiciones físicas y acústicas de las instalaciones. Cuando fui, la verdad, seguí caminando de largo, buscando afanosamente ver un lugar en consonancia con el nombre. Fue mi hijo quien, temeroso de que me asaltaran o me arrancaran la cabeza en unos caminos de terracería, quien me indicó, no sin cierta indefensa ternura, que ahí, en ese bodegón, en ese destazadero de reses, debíamos entrar. Por alguna razón me recordé de El pianista de Polanski. Hay varios amigos que no irán—yo, amigo—pues esto no es sino una vez más, como diría un insigne y egregio diputado, "una burla al pueblo rockero de Guatemala".Rafael GutiérrezP-17 29526
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